En la plaza Porlier no quedó ni rastro de castañas ni de sidra dulce, ayer, hacia las tres y cuatro de la tarde. Era difícil de creer que apenas cuatro horas antes allí se asasen 1.000 kilos de castañas y se sirviesen 700 litros de sidra dulce. Lo que sí estaba claro es que había una fiesta porque decenas de personas se agolpaban en la calle y había una enorme carpa. Era el tradicional amagüestu de la Balesquida, que este año tuvo más éxito que nunca al agotar sus existencias en tiempo récord.

El presidente de la Sociedad Protectora de la Balesquida, José Antonio Alonso, lo achacó al buen tiempo. "El día acompañó de principio a fin y eso se nota. Es más, tuvimos que prolongar la fiesta porque no paraba de llegar gente". El amagüestu estaba fijado de 11 a 14 horas, pero las últimas bolsas de castañas se dieron hacia las 15 horas.

La Banda de gaitas "Ciudad de Oviedo" y una pareja de gaita y tambor amenizaron el reparto durante toda la mañana bajo la carpa y en plena plaza Porlier. "La carpa es un plan B muy bueno por si llueve porque nos asegura afluencia, pero esta vez no hizo falta", comentó Alonso al término del amagüestu, que requiere dar un buen madrugón para organizarlo a la perfección.

Los voluntarios montan el toldo y las barras de hostelería la víspera de la celebración, pero es necesario que acudan a las siete de la mañana del mismo día a Porlier para empezar a asar la tonelada de castañas. Según el presidente de la sociedad protectora, "de seguir así, el año que viene comenzaremos a asar los kilos una hora antes".

En el público del amagüestu predominaron las familias. "Es lo que llamo una fiesta de los abuelos porque realmente son los que pagan la cuota de los socios de la Balesquida", comentó medio en broma, medio en serio José Antonio Alonso, que tuvo la satisfacción de ver aumentar la nómina de asociados de la Sociedad Protectora de la Balesquida esa mañana porque unas cuarenta personas, animadas por las castañas y la sidra dulce, decidieron hacerse socias allí mismo.