La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"No era un hombre serio, me he reído mucho con él", dice su amigo Enrique González

El filósofo explicó en una charla que ejerció cinco años de amanuense de Marías

Enrique González, ayer, en la Fundación Gustavo Bueno. NACHO OREJAS

Enrique González Fernández prefirió recordar en el décimo aniversario de su muerte hablando de Julián Marías desde la perspectiva de un amigo, de su personalidad y maneras cotidianas. Invitado por la Fundación Gustavo Bueno, este doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación fue el encargado de escribir al dictado de María durante cinco años alrededor de 250 artículos cuando la delicada salud del filósofo no le permitía utilizar su máquina de escribir eléctrica.

"En España suele tenerse una imagen de Julián Marías como de un señor muy serio, pero era todo lo contrario, me he reído muchísimo con él, era verdaderamente gracioso", explicó Enrique González Fernández, que empezó a frecuentar la compañía de Julián Marías tras escribir una tesis doctoral sobre su pensamiento. "Solía pedirme que le acompañase al cine a ver una película. Era uno de los mayores expertos en cine del mundo, tenía una visión prodigiosa. Comentaba sin pedantería la película y después escribía su crónica cinematográfica", explicó González Fernández sobre su amigo.

La salud de Julián Marías comenzó a resentirse en el año 2000, tras sufrir un infarto en su domicilio. Aguantó más de una hora en la bañera hasta que la señora que le hacía la comida lo encontró. "Fue uno de los intelectuales más famosos de su tiempo, tenía muchísimo trabajo aquí y allá, pero su actividad empezó entonces a quebrarse", indicó. "Regresó a su casa del hospital en un estado penoso, peor de lo que había salido. Pero era un enfermo excepcional y paciente, siempre de buen ánimo", explicó. A pesar del precario estado de salud intentó ponerse a escribir. El artículo, lleno de borrones, no se entendía. Fue entonces cuando le pidió a Enrique González que fuera su escribano. "Desde entonces me dictó sus artículos y su correspondencia durante cinco años. Tenía una cabeza prodigiosa, era un espectáculo asistir a cómo dictaba el artículo, era ver cómo pensaba", relató.

Unos meses antes de morir, Enrique González preguntó a Julián Marías de qué se encontraba más satisfecho en la vida. "Me dijo que de haber dicho siempre la verdad y eso es una virtud heroica", concluyó.

Compartir el artículo

stats