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Cada mes, una maestra nueva

Padres del colegio Baudilio Arce afirman que el desfile de tutores de este curso, por vacantes y bajas, desconcierta a sus hijos de 4 años y exigen una solución ya

Por la izquierda, Mónica Isabel Vega, Ignacio Villaverde, Carmen Arenas, Manuel María Mahamud y María del Carmen Morán, ante el colegio. NACHO OREJAS

Desde que comenzó este curso, tres tutoras distintas se han hecho cargo de los 23 chiquillos de cuatro años del grupo A del colegio público Baudilio Arce. Los niños tuvieron que despedirse de la que había sido su tutora durante todo el curso pasado, que se jubiló, y al regresar a las clases se toparon con una nueva maestra que unas semanas después pidió una reducción de jornada y al mes y medio de iniciar las clases se quedó de baja. A partir de ahí, según cuentan los padres, se han ido sucediendo una tutora tras otra hasta llegar a la situación actual, en la que no hay ninguna a jornada completa y sus tareas son cubiertas entre varios profesores. Afirman que los niños están desconcertados con tantas idas y venidas y piden una solución inmediata a la dirección del centro escolar y a la Consejería de Educación.

Todo fue bien el curso pasado. Los niños tuvieron una tutora que los atendió desde el principio hasta el final de las clases. Los padres citan la legislación educativa y se refieren concretamente al texto que establece que los responsables educativos deben procurar que "en el segundo ciclo de Educación Infantil intervenga una única persona con la debida titulación" como tutor. Y eso debe ser así, según la normativa, para "mantener el carácter globalizador de las actividades que realicen las niñas y niños" y para "garantizar la necesaria unidad de la acción educativa".

Con 23 niños del Baudilio Arce la ley no se cumple, según sus familias, que lo achacan tanto a una suma de circunstancias como a carencias en la planificación. Lo peor es que algunos niños sienten especialmente los efectos de la inestabilidad escolar, según refieren sus padres, y lo manifiestan con berrinches a la hora de ir al colegio y un empeoramiento en el rendimiento escolar. Uno de los padres que encabeza esta protesta asegura que su hijo se ponían tan nervioso pensando en ir a clase que le salían ronchas en las manos.

Los chiquillos de la clase A han tenido mala suerte este curso. La maestra que llegó a sustituir a la que había sido su tutora desde el inicio del segundo ciclo de Infantil fue en comisión de servicios. Al poco de llegar, según refieren las familias, pidió la reducción de jornada. Una segunda profesora, a media jornada, cubrió la que ella ya no hacía. Unas semanas más tarde la sustituta de la tutora, embarazada, cogió una baja médica y, siempre según los padres, se incorporó una nueva maestra, a media jornada. El puesto de la tutora fue cubierto por dos trabajadoras a media jornada. Pero las cosas no quedaron ahí, una de esas dos profesoras se quedó también de baja y el colegio está cubriendo sus horas entre unos profesores y otros.

A lo largo de una mañana, según explica María del Carmen Morán, una de las madres afectadas, los chiquillos ven pasar por el aula hasta cinco maestros distintos. "El colegio está haciendo un esfuerzo pero no es la situación ideal", opina otra de las madres, Carmen Arenas.

Las familias aseguran haber puesto en conocimiento de la dirección del colegio y de la Inspección de la Consejería de Educación su malestar y exigen una solución. Temen que en enero, cuando se reanuden las clases tras las vacaciones navideñas, continúe el baile de maestros.

Consideran que la mejor opción es la más sencilla a simple vista: ampliar la media jornada de la tutora actual a jornada completa. "No queremos un profesor nuevo a jornada completa", advierte Mónica Isabel Vega, porque sería otra cara desconocida para los niños.

Otra posibilidad es recurrir al profesorado de apoyo pero Ignacio Villaverde plantea la posibilidad de que el centro "esté utilizando recursos de Infantil en otras áreas". "Hay una falta de información: desconocemos los criterios de organización del colegio", se queja otro de los padres, Manuel María Mahamud.

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