Hace unos días, me pararon unos peregrinos en medio de la calle. Nos entendimos con gestos. Les indique como llegar a su destino y mientras se alejaban me quede pensativa. No sé si era la mejor época para el Camino de Santiago. Al verlos cargando con la mochila y que uno llevaba pantalón corto, por un momento les compadecí. Hacía mucho frío y era temprano. Pero después me acorde de cierta ocasión que anduve por tierras gallegas, y ya se me pasó todo, es más sentí envidia. Por un momento me dieron ganas de coger la mochila y marcharme detrás. Si son aficionados a la jardinería o simplemente aprecian el estallido de color de las camelias en flor, esto no deben perdérselo. Ese detalle fue el que me hizo recordar una visita por varios pazos viendo camelias centenarias. Las copas eran inmensas, llenas de flor. Quien sabe cuantos años llevarían ahí, quizás fueron de las primeras que llegaron desde oriente. Les recomiendo que si tienen la oportunidad no dejen de ir.

La camelia, perteneciente al género "Camellia", viajó desde el lejano oriente, de donde es originaria. Llegó hasta la península de mano de los portugueses, allá por el 1800. Aquí encontró un lugar ideal donde se adaptó sin problemas, tanto que crece en todo el norte de la península ibérica como si estuviera en China. Están tan adaptadas que a ver quien es el valiente que se atreve a decir que no son de aquí. Es capaz de alcanzar una altura de hasta casi diez metros, y eso que tiene un crecimiento muy lento, así que paciencia. El clima húmedo, con temperaturas suaves es el más adecuado para el desarrollo de la camelia, y como no, un suelo ácido, rico en materia orgánica, con humedad, pero sin que esté encharcado. En épocas de floración el suelo ha de tener siempre humedad, así nos aseguraremos que los capullos abran correctamente.

Les gustan los lugares sombríos, o con poco sol. Una exposición prolongada puede llegar a hacer quemaduras en las hojas, sobretodo si el lugar donde la queremos ubicar es muy soleado y con poca humedad; entonces sí que la sombra es el lugar ideal.

Lograr una floración espectacular. En Asturias y Galicia pueden estar en un lugar con mas sol, por la humedad en el ambiente. Con eso y con abonar tres veces al año antes de la floración, una vez pasada y a final de verano, es suficiente. Es fundamental para que la floración sea espectacular. Cuenta con infinidad de colores, desde el blanco mas puro hasta el rojo mas intenso, pasando por tonos pastel e incluso jaspeados. A veces si la temperatura baja un poco puede intensificarse el color de la flor. Si las temperaturas son mas altas suelen tener una tonalidad mas pálida. Son las estrellas del jardín. Sus hojas perennes, de un verde oscuro brillante, se mantienen todo el año, y al llegar el invierno florecen, algo que puede alargarse hasta tres meses. Así que nos alegrará en una época en la que el jardín esta prácticamente desnudo.

Consejos de poda. No requiere podarse cada año, pero al podar se consigue que la planta se haga más compacta y ramificada. También hay que eliminar los chupones y una vez que pasa la floración deben quitarse las flores marchitas. A veces salen varios capullos en una yema, en ocasiones la apertura de todas ellas no llega a realizarse, por eso aconsejo eliminar algunos de ellos, así las flores abrirán bien y serán mucho mas grandes.

Las camelias se consiguen fácilmente por varios métodos, germinando semillas, por acodo o por estaquillas. La primera opción es sencilla, se recolectan las semillas a finales de verano, y el sustrato más adecuado es una mezcla de turba y arena, con eso solo es cuestión de tiempo que la semilla germine y la plántula tenga unas cuatro hojas. Es entonces cuando ya puede trasplantarse. Quedará entonces una larga espera mínima de cuatro años hasta que nuestra camelia florezca. Por acodo, bien acodo aéreo o bajo, se consigue fácilmente una planta de camelia. Y por estaquilla, que es lo más rápido, se cortan unas ramas de unos quince centímetros, cortando en bisel y enraizándolo en una mezcla de arena y turba a partes iguales, manteniendo ligeramente húmedo el sustrato. En poco tiempo habrá enraizado. Aunque con el crecimiento tan lento que tiene casi que lo mejor es hacerse con un ejemplar bastante crecidito.

Ante ataques externos. Las cochinillas pueden atacar a ejemplares adultos. Los pulgones y los ácaros no se quedan atrás. Es importante tratarlas para evitar males mayores. El jabón potásico da buen resultado. Unas manchas plateadas en esas hojas verdes brillantes suelen indicar la presencia de hongos. Otro tipo de manchas amarillentas o la perdida de color de la hoja suelen ser síntoma de carencia de algún nutriente. Según como sean puede deberse a carencia de hierro o de nitrógeno. Se solucionan aportando quelatos de hierro o un poco de abono rico en nitrógeno. En ocasiones me he encontrado camelias que no llegan a florecer. Cuando ya parece que van a abrir los capullos, se caen. Es síntoma de un mal abonado, bien porque falta producto o por que la época no ha sido la mas adecuada.

De las semillas de camelia se obtiene un aceite utilizado para tratar el cabello y la piel. Con ello se consigue una piel muy suave libre de asperezas. Las mujeres japonesas, que de camelias controlan bastante, usan estos aceites para teñir el pelo. Así que, tanto en el jardín o como secreto de belleza, la camelia no debe faltar.