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La gran familia del General

Varias generaciones de trabajadores evocan sus tiempos en el desaparecido Hospital, un centro "en el que todos se conocían" y "con el que la medicina moderna llegó a Asturias"

La gran familia del General

Con el Hospital General "llegó a Asturias la medicina moderna". Así habla Carmen Ruibal, una de las 43 enfermeras que se incorporaron al centro sanitario del Cristo en 1961, el año en el que se inauguró y que cuenta cómo se diseñó para él un servicio de enfermería moderno, con una estructura piramidal, historias clínicas con anotaciones de enfermería, supervisiones continuas y partes de incidencias. "Era un hospital de quinientas camas, muy manejable, que se dominaba bien y en el que todos se conocían, una gran familia", explica. Ella llegó a ser supervisora de planta y directora de Enfermería y bajo su tutela se formaron varias generaciones de enfermeras.

Muchos de los protagonistas de aquel cambio se reunieron ayer por primera vez en muchos años. Nadie recordaba un encuentro tan numeroso de trabajadores del antiguo hospital como el que tuvo lugar en Latores, en una comida que se prolongó hasta bien entrada la tarde y a la que asistieron 160 trabajadores, jubilados y en activo y la inmensa mayoría enfermeras -aunque también se acercó algún médico y algún celador-.

Entre todos los asistentes la veterana era María Luisa Fernández, que formó parte de la primera promoción de matronas del Covadonga y que hace mucho tiempo que perdió la cuenta de los niños que ha ayudado a venir al mundo. "Miles", es lo más que acierta a decir. Ahora ronda los noventa años y evoca con cierta nostalgia el tiempo en el que sus compañeros se referían a ella como "la señorita Fernández", porque ese era el tratamiento que se daba a las enfermeras sin importar su edad o su estado civil. "La obstetricia en el Hospital General estaba muy bien: teníamos médicos como Cabaleiro, Turiel y Touris", refería.

Ana Mirantes se incorporó a la plantilla del Covadonga algo después, en 1965, y se formó en la Escuela de Enfermería vinculada al centro. Tuvo que afrontar, como el resto del personal, la "fusión hospitalaria" que culminó en la creación del Hospital Central según atestigua "muy traumático". Se sobrepusieron a ella y siguieron adelante, con "una disciplina que facilitaba el trabajo, en organización, horarios, pases de visitas", según refiere Victoria Lavandera, que fue supervisora de la UVI (Unidad de Vigilancia Intensivos).

Años después, ya jubiladas, contemplan con optimismo la apertura del Hospital Universitario Central (HUCA), un equipamiento que, en su opinión, hacía falta, aunque echan de menos el trato cálido y directo que ellas dispensaban a los pacientes.

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