Son muchos los sistemas que intentan clasificar al ser humano en función de distintos rasgos de personalidad. Este impulso por ahondar en las diferencias corre paralelo a otro que nos invita a ser "nosotros mismos".

En las grandes librerías no es infrecuente encontrarnos la sección de ocultismo y ciencias esotéricas, junto a la de autoayuda y psicología. El ser humano es un buscador empedernido, ya busque dentro o fuera de sí mismo.

En el estado actual de la ciencia, existen multitud de preguntas sin respuestas. El quién soy yo o el sé tu mismo nos lleva entonces a una aventura, a un terreno fértil.

Acudir a modelos explicativos o a sistemas descriptivos, más allá de sus aciertos o errores, nos puede aportar claridad. De entre ellos, la distinción de tres centros energéticos (racional, emocional e instintivo), en los que se apoya el eneagrama, nos permite una mirada valiente y compasiva a nuestras motivaciones conscientes e inconscientes. No ofrece respuestas claras pero si intuiciones profundas para ayudarnos en esta búsqueda.

Para este viaje en busca del sí mismo, parece conveniente pertrecharse con las siguientes herramientas:

Sé tu mismo, no para encerrarte en una categoría sino para dar valor a tu experiencia y abrirte así a la pregunta ¿quién soy yo?.

No juzgues tus pensamientos, emociones, impulsos o conductas. Ya han ocurrido. En general, deseamos cambiar para traer paz y alegría a nuestra vida. Juzgándote y condenándote no llegarán.

Cuando nos resistimos a algo que ya ha sucedido y que juzgamos negativamente, surge en nosotros una reacción de oposición, un sentimiento de rechazo y de repulsa y con él, mecanismos psicológicos de defensa como la negación, la evasión, la racionalización o la represión. Ríndete a lo que ya ha sucedido, reaccionar contra ello es un esfuerzo inútil.

Observa lo que sucede en tu experiencia. La experiencia de las cosas es un conglomerado de muchos elementos que actúan a la vez. Si simplemente observas eso que ocurre, en vez de reaccionar "por tu agrado o desagrado", la experiencia se transforma en algo nuevo.

El camino es la meta. Lo que vaya llegando no siempre depende de tus planes. Involúcrate en el proceso que es la vida, con independencia de los resultados. Eso te permite mantener el impulso sean cuáles sean las circunstancias que ocurran.

La respuesta a la pregunta, quién soy yo, nunca se agota. La pregunta debe actuar como el combustible que alimenta nuestra propia búsqueda. Por eso, cualesquiera que sean las herramientas que utilices o las teorías, sistemas y prácticas, recuerda que en lo humano, el acierto o el error, está relacionada con tu propia, única y personal manera de experimentar la vida.