El rastro del Campillín, que congrega cada domingo a decenas de ovetenses, amaneció ayer con un aspecto distinto al habitual. De un vistazo todo parecía normal: puestos de un lado al otro, curioseo, preguntas, regateo, compras y demás. Pero en el detalle pronto se advertía la novedad: no había tantos puestos como, por ejemplo, la semana pasada. O la anterior. O la anterior. Los vendedores ilegales no estaban. O al menos no estaban donde siempre. La Policía, que se desplazó hacia la zona para controla el acceso, no advirtió a ninguno de los 125 ilegales que, según denunció Mónica Junquera, presidenta de la asociación Rastro del Fontán, se ponían cada domingo allí para aprovechar el tirón del mercado.

Algo ha cambiado en el mercadillo del Campillín a raíz de las denuncias de suciedad y descontrol realizadas la semana pasada por este periódico. La Policía tomó cartas en el asunto y los frutos ya se advirtieron ayer, día plomizo de cielo gris e intensa lluvia.

Por ejemplo en el asunto de la limpieza. Los vecinos de la zona habían denunciado que, tras el rastro, se generaba un basurero que dejaba olores y suciedad. Ayer no hubo casi nada de eso. Un dispositivo policial vigiló durante la jornada los contenedores para evitar que fueran volcados. "No hubo problemas de gravedad en este sentido", aseguró ayer el socialista Ricardo Fernández, edil de Seguridad Ciudadana.

Fernández se acercó ayer por la zona para observar todo en primera línea. Departió con varios vendedores, varios de los 75 que tienen autorización para ponerse allí cada domingo, y hubo quien le agradeció la rápida actuación y quien le dijo que "ya era hora" que se hiciera algo con los puestos ilegales, que les estaban robando cuota de clientes.

Los ilegales ya no están, pero el objetivo de la Policía no acaba ahí. Los agentes vieron ayer que hay varios puestos que están obstaculizando el paso por la vía principal del parque, así que a sus dueños les han advertido que se procederá a su reubicación. Será el domingo que viene. Ese día también se modificará el horario tanto de apertura como de recogida con el objetivo de evitar el atasco de tráfico que se da, sobre todo, al mediodía. A partir del domingo que viene, los vendedores autorizados tendrán que madrugar un poco más para montar sus puestos. Tendrán que hacerlo entre las 07.00 y las 08.30 y no a partir de las 07.30, como hasta ahora. La recogida se retrasará para facilitar el tránsito del tráfico. El cierre tendrá que efectuarse entre las 15.00 y las 16.30 horas, y no a partir de las 14.00 horas como hasta ahora. El único problema de ayer, según la Policía, fue un parte a un puesto que no reunía las condiciones de limpieza.