Llegaron poco antes de las diez de la mañana y se encontraron con una enorme ovación. Algunos dudaban de que ellos pudieran acudir, pero lo hicieron sorteando dificultades. Así pues, los ocho bomberos que participaron ayer en la procesión de la Soledad no le fallaron a la "Señora de Oviedo", título popular para Nuestra Señora de los Dolores, la imagen con la que procesiona en la mañana del Sábado Santo la Archicofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores en su Inmaculada Concepción.

Los bomberos dieron escolta al paso vestidos con uniforme y cascos de su propiedad, fuera del uso del cuerpo municipal contra incendios, de manera que no portaban ninguna insignia ni traza que los indentificara con la Administración local. Simplemente eran bomberos que individual y voluntariamente acompañaron a la "Señora" siguiendo una antigua tradición.

Hicieron lo que hacían los bomberos de siglos atrás, cuando su cuartel estaba en las inmediaciones de la parroquia de San Isidoro el Real, cuyas campanas sonaban según determinado código de toques para indicar un fuego y su localización.

Pero su participación de ayer fue tan celebrada y jaleada que el concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Oviedo, Ricardo Fernández (PSOE), hubo de ofrecer aclaraciones a una de las acciones municipales que han enfrentado al tripartito (PSOE, Somos e IU) con las cofradías ovetenses de Semana Santa.

"A los bomberos no se les impide procesionar. El acuerdo que se había alcanzado con ellos era que no podían desfilar con ropa que llevara distintivos municipales", explicó el edil a este periódico. "Si van con ropa particular, aunque sea un uniforme que los identifique como bomberos, no hay problema, siempre que quede claro que no representan al cuerpo de bomberos ni al Ayuntamiento. Por los demás, la participación en el desfile no devengaba horas extras, ni ellos las pidieron", agregó Ricardo Fernández.

La procesión de ayer, con salida y recogida en San Isidoro, discurrió durante una mañana espléndida de sol y calor. Y, ya en el interior del templo, de nuevo se sucedieron tres largas ovaciones a los bomberos, aunque el párroco, José Luis Alonso Tuñón, manifestó que la intención de la Iglesia no es "sembrar ninguna división". Pero tanto él como el hermano mayor de la Archicofradía, Joaquín Iglesias, elogiaron la "libertad de estos hombres", a pesar de "presiones recibidas desde afuera y desde dentro".