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Clases de francés gratis en La Corredoria

Cuarenta personas de entre 25 y 60 años reciben clases gratuitas de francés en el centro social El Cortijo, impartidas por un vecino hijo de emigrantes

Clases de francés gratis en La Corredoria MIKI LÓPEZ

"Hablar un idioma es como andar en bicicleta, no se olvida". María Rita González ha vuelto a estudiar francés después de más de cuatro décadas, cuando iba a bachillerato. Desde noviembre, acude los miércoles al centro social de La Corredoria con un grupo de veinte personas de distintas edades. Les recibe Nicanor Platero, profesor jubilado del instituto del barrio. Este extremeño hijo de emigrantes en Bélgica decidió impartir clases gratuitas al finalizar su labor docente y se fue directamente al Cortijo a exponer su propuesta. El coordinador de actividades, Francisco Piquero, le dio el visto bueno al instante y se puso manos a la obra. Lo anunció en el tablón del centro y lo publicitó por la zona. A los pocos días, Platero se encontró con una lista de más de ochenta personas deseosas de aprender francés. Se quedó con "una cantidad asumible" de unos cuarenta alumnos e hizo dos grupos. Así, los miércoles unos van de 11 a 12 horas, y otros de 12.30 a 13.30 horas.

"Las clases han atraído a mucha más gente de lo que yo pensaba y de edades muy distintas, de entre 25 y 60 años". El profesor explica al interlocutor en castellano los pormenores de las clases, pero a medida que los alumnos entran en la sala cambia al francés y saluda con un entusiasta "bonjour". El nivel es básico e incluye gramática, vocabulario y mucha conversación.

"El año que viene me matricularé en la Escuela Oficial de Idiomas porque creo que esta clase me está reforzando mucho", dice Andrea Estrada, de 25 años, y que estudia oposiciones a Magisterio. "Paso muchas horas al día delante de los libros y los miércoles por la mañana es como una liberación venir aquí. Encima aprendo, es gratis y me lo paso bien. Qué más puedo pedir", comenta la joven, que ya sabía algo de francés.

Ese es el caso de la mayor parte de los alumnos de Platero, que estudiaron el idioma hace años, pero han olvidado lo aprendido. "Estudié francés hace 48 años y quiero recuperar todo aquel conocimiento. Me encantaba y se me daba bien, pero luego nunca me decidí a ponerme de nuevo con ello. Esta clase es un regalo". María Rita, de 65 años, es una de las alumnas más entusiastas y anima a sus compañeros a viajar juntos a París este año.

"Se están organizando y probablemente lo hagamos porque el ocio y la cultura son las mejores formas de aprender el idioma". El profesor aplaude la iniciativa y para amenizar las clases pone películas y música. En el Cortijo suena la cantante Zaz, el conocido Jaques Bruel, el marfileño Tiken Jah Fakoly o el belga Stromae. Y en la lista de cintas preferidas de los vecinos de La Corredoria está "Intocable", de Olivier Nakache, o "Lo que el día le debe a la noche", la historia de la ocupación francesa en Argelia.

Ramón García, jubilado de 67 años, también se apunta al viaje. Por algo practica las frases más socorridas en un aeropuerto o un restaurante. "Esta clase es una iniciativa perfecta para aprender un idioma fácilmente y tener una actividad. Me esfuerzo porque me cuesta memorizar, pero se me da bien el acento".

José Antonio Fernández, prejubilado de 47 años, se lo toma muy en serio. "Estoy mejorando mucho mi pronunciación y ocupando mi tiempo libre con el estudio". Lo dice sin apartar la mirada de las fotocopias que les facilita el profesor para hacer ejercicios. "Las clases son gratuitas, aunque a principio de curso pedí tres euros para gastos de material. Nada más", matiza Platero, que ya piensa en el año que viene.

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