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Cuando Oviedo era un circuito de carreras

"Ver las competiciones de motos en pleno centro era un espectáculo", afirma Elías Aguirre, socio número 1 de la SOF

Cuando Oviedo era un circuito de carreras

Elías Aguirre Fernández tiene en su carné de socio de la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) el número uno, lo que lógicamente lleva a gala. El próximo día 30 cumplirá 86 años, y se confiesa un entusiasta de las fiestas de San Mateo: "igual que el primer día".

Su padre, de igual nombre, fue uno de los fundadores de la inicialmente llamada Comisión Popular de Festejos, durante una tertulia de amigos en el café Alvabusto, en la calle Principado, en septiembre del año 1947.

Explica que a su progenitor se le adjudicó el número uno de socio sólo porque su apellido comenzaba por la letra A. Una manera sencilla para que entre los fundadores no hubiera discusiones inútiles.

En aquella histórica reunión también se nombró como presidente efectivo al doctor Pedro Miñor y presidenta de honor a la mujer del jefe de Estado, Carmen Polo, que en aquellas fechas se encontraba de viaje en Oviedo para asistir a la inauguración del Sanatorio de Antituberculosis, que no es otro que el actual Hospital Monte Naranco.

Ahora, cuando la SOF va camino de cumplir los setenta años, será el próximo año, con lo cual el Día de América en Asturias será muy especial, es buen momento para que el socio número uno, que regentó durante décadas una conocida carbonería en la calle González Besada, hasta el año 1985, haga memoria de cómo fueron los primeros años de vida de la SOF.

El primer carné de la sociedad, recuerda Elías Aguirre, lo tuvo en el año 1950, y el número uno lo heredó de su padre cuando falleció, en el año 1969.

"El primer Día de América de Asturias que recuerdo fue siendo pequeño". Sostiene Aguirre que estaba sentado con su familia, cree recordar que fue el primer desfile en 1948, donde había muchos coches lujosos de indianos emigrados a América, conocidos como "haigas", en la calle Uría, frente a la calle de Milicias Nacionales. Un lugar en el que se sentó después durante varios años seguidos.

"Estas cosas no se olvidan nunca, y además uno de los caballos que desfilaban, de color blanco y negro, era nuestro y se llamaba 'Romero', y lo llevaba la guardia municipal". Después añadió con buen humor que ese caballo, "que era muy guapo", el único día que trabajaba "era el de América en Asturias, porque el resto del año no le mandábamos nada".

Y a la memoria de Elías Aguirre comenzaron a llegar con nostalgia recuerdos y más recuerdos, todos ellos muy felices, empezando por los primeros bailes de la Herradura, en el campo San Francisco.

"Estuve en el primer baile y aquello fue un éxito enorme. Los jóvenes de traje y las chicas muy bien vestidas y todas arregladas, no era como ahora", recordaba mientras ojeaba fotografías de la época en las oficinas de la SOF.

"Aunque era un baile multitudinario, era también muy selecto. Ir a la Herradura era entonces un signo de distinción, y tocaban las mejores orquestas del momento". Comenta con picardía que las chavalas no se le daban mal, "aunque no tanto como dice algún amigo". Es el día de hoy que los echa de menos.

¿Y el concurso hípico? "También estuve en el primero, que se organizó en La Corredoria, adonde llegábamos en tranvía, que iba lleno porque acudía mucha gente de todo Oviedo". Después, con el paso de los años, también vivió el cambio del concurso hípico al actual Parque de Invierno, donde ahora están las piscinas de San Lázaro.

"Se me olvidaban las carreras de motos por el centro de Oviedo. Eran todo un espectáculo, con la salida y la meta en la calle Uría, había mucha gente durante todo el recorrido. Claro, en esos tiempos tener una moto era un lujo", puntualizó Elías Aguirre. Solamente tiene una crítica: "Nunca me invitaron a la tribuna el Día de América en Asturias".

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