Una hormigonera daba vueltas y vueltas ayer por la tarde en la calle Uría, que continúa cerrada al tránsito y donde han empezado los trabajos para estabilizar las fachadas del edificio que ardió el pasado jueves. Lo primero es el hormigonado, para fijar las dos fachadas que han sobrevivido al fuego, la de Uría y la de Melquíades Álvarez. Se coloca el encofrado en la base y luego se levanta el andamiaje de sujeción. El concejal de Urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo, afirma que su objetivo es "mantener los máximos controles de seguridad en la zona y habilitar las dos vías afectadas, que son esenciales para la ciudad".

A media tarde de ayer, en la zona del siniestro, había grúas, camiones, patrullas policiales y camiones con material de obra. Cinco bomberos se repartían entre las calles Uría y Melquíades Álvarez, dispuestos para acompañar a sus viviendas a los vecinos de los inmuebles de Uría 56 y 60 que quisieran acceder al interior, algo que solo pueden hacer a determinadas horas del día y siempre acompañados por un agente. Cuando los vecinos entran en esos edificios se interrumpe el trabajo en Uría 58, para garantizar la seguridad.

Los bomberos también estuvieron atentos durante todo el día a colaborar en los trabajos que se estaban realizando.

Asegurar las dos fachadas, para garantizar la seguridad en la zona y reabrir las dos calles a las que da el edificio arrasado es "la prioridad" municipal, según Fernández del Páramo. Ayer, el concejal no dio plazos ni fechas. "Estamos pendientes de la cementera para ir encofrando lo antes posible y estamos trabajando a marchas forzadas para abrir las dos calles, lo antes posible", aseguró el edil.

Hoy, indicó el titular municipal de Urbanismo, su compañero, el concejal de Seguridad Ciudadana Ricardo Fernández podrá desvelar algunas de esas incógnitas, con la información recogida estos días por los técnicos municipales y la de los operarios que trabajan en el edificio.

Un arquitecto municipal supervisó los trabajos de estabilización de la fachada sobre el terreno, junto a responsables del servicio de bomberos y de la empresa que lleva a cabo las obras. El tránsito de vehículos fue notable durante todo el día.

En el número 23 de la calle Melquíades Álvarez, donde ya han regresado, nadie contestaba al timbre ayer por la tarde. En el primer piso hay oficinas que, probablemente, retomarán la actividad hoy. Deberán acostumbrarse al ruido y al trajín de vehículos, que continuará durante los próximos días. En ese edificio, el locales comercial anexo al edificio arrasado aún no podrá abrir.

El encofrado de la fachada discurría ayer, aparentemente, sin problemas. El paso siguiente es el arrostramiento del interior del inmueble, colocando unas varillas metálicas de parte a parte por el interior que sirven de sujeción. Será entonces cuando se pueda acceder al interior del edificio para retirar los escombros que se amontonan en él.

Los curiosos siguen acercándose hasta el lugar del suceso. Ayer por la mañana, con el centro de la ciudad lleno de gente, muchas personas se apelotonaron ante las vallas a observar el avance de los trabajos.