El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) ha intervenido con buenos resultados a más de 300 enfermos de parkinson, cifra que le ha convertido en un centro pionero y referente nacional en la cirugía neurofuncional a la que se someten aquellas personas en las que el tratamiento farmacológico ha perdido eficacia. Sólo el pasado año, 25 pacientes fueron intervenidos en la Unidad de Trastornos del Movimiento del complejo hospitalario para mejorar el control de algunos síntomas, como el temblor de reposo, la rigidez o la falta de movimiento.

Más de un millar de personas con esta patología reciben tratamiento en esta unidad, incluida en el área de Neurociencias, que se ha distinguido por la intervención quirúrgica basada en la estimulación funcional. Además del HUCA y de toda la red de atención primaria, también el Hospital de Cabueñes, en Gijón, dispone de una consulta monográfica para la atención al parkinson y otros trastornos del movimiento.

La Consejería de Sanidad recuerda, con motivo del Día Mundial del Parkinson, que se celebra hoy, que esta enfermedad, descubierta en 1817, es la segunda patología neurodegenerativa más común en los países desarrollados y una de las causas más frecuentes de incapacidad en la vida adulta.

En el caso de España, la padece entre un 1% y un 2% de la población mayor de 65 años. Se calcula que en Asturias hay cerca de 4.000 personas afectadas. Además, su prevalencia podría crecer en las próximas dos décadas por el aumento de la esperanza de vida y la alta tasa de envejecimiento.

Sus síntomas se deben fundamentalmente a la falta de neurotransmisores, asociada a una degeneración de las neuronas de la sustancia negra del cerebro, que es crucial en el control del movimiento. Las causas de la enfermedad son genéticas en un 10% de los casos y desconocidas en el 90% restante. Los factores de riesgo ambientales podrían tener un papel importante como desencadenantes de los primeros síntomas.

Aunque suele desarrollarse a partir de los 55 años, no es raro que aparezca a edades más tempranas. El parkinson tiene tres síntomas principales: temblor de reposo (fundamentalmente en manos), rigidez (que origina dolor muscular) y falta de movimiento (acinesia). Es frecuente que los enfermos tengan, además, otros síntomas como depresión, estreñimiento y lentitud de pensamiento.

Esta patología puede entenderse como el paradigma de la atención sociosanitaria, dado que las personas afectadas requieren un abanico de servicios que abarcan desde la alta tecnología, como la estimulación cerebral profunda, hasta la ayuda para las actividades de la vida diaria. De ahí la importancia del modelo público de servicios para mantener un adecuado control terapéutico, preservar la capacidad funcional de los pacientes y retrasar el deterioro motriz.

Los enfermos de parkinson necesitan una atención integral sociosanitaria que implica a los servicios sanitarios y sociales, además del insustituible apoyo familiar y del entorno, puesto que la dolencia tiene un alto impacto en la vida de los pacientes y sus familiares.