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Un asturiano, en Roma como Pedro por su casa

Fernando Hevia, que vive entre Oviedo y Panamá, ha visitado más de treinta veces Tierra Santa y conversado con tres Papas

Un asturiano, en Roma como Pedro por su casa

Fernando Hevia Barrasa (Lugones, 1952) se siente en Roma como Pedro por su casa. Ha estado en infinidad de ocasiones en la ciudad eterna, la última el 5 de abril para ver al Papa en audiencia privada, y más de treinta veces en Tierra Santa. Organizador de viajes religiosos y peregrinaciones, ya está jubilado, pero se mantiene activo vinculado al mundo del turismo y la empresa como delegado de una constructora en Panamá. Vuelve siempre que puede a su domicilio ovetense, y, de paso, huye del calor y la humedad de América Central.

"No tengo cuentas ocultas, ¿eh? Yo vivo allí desde hace ocho años sin problemas y es una pena que ahora se conozca por asuntos turbios". A Hevia le gusta la conversación pausada salpicada de detalles y alguna que otra anécdota propia de quien ha viajado y ha ayudado a hacerlo durante más de tres décadas. "Jerusalén y los territorios que pertenecen a la Tierra Santa son el destino por excelencia del turismo religioso porque forma parte de la vida de Jesucristo y para muchos es un sueño ir". La nómina de viajeros incluye a gente tan dispar como empresarios, sacerdotes, feligreses, Mensajeros de la Paz, la presentadora Isabel Gemio, o la modelo Sandra Ibarra, entre otros. Así, organizó el viaje de más de 800 personas al Vaticano para asistir a la canonización de San Melchor de Quirós.

A este asturiano de Lugones le gusta hablar, pero también la discreción. Ha tenido audiencia con los tres últimos Papas y por tanto ha podido charlar con ellos al menos por un rato. Pero le cuesta contar sobre qué, si de lo divino o de lo humano. "Juan Pablo II hablaba de la Madonna de Covadonga, Francisco es cordial y Ratzinger es muy conversador". Hevia comienza haciendo una rápida descripción de cada uno y se extiende algo más en su última recepción con Jorge Mario Bergoglio en Roma.

Viajó hace doce días a la capital italiana como uno más de la delegación panameña que participó en los actos de celebración del quinto centenario de la instauración de la primera diócesis en tierra firme en el continente americano, llamada Santa María la Antigua del Darién. "Era el único asturiano y cuando se lo dije al Papa le pareció curioso", cuenta Hevia, que también le dijo al sumo pontífice que llevaba treinta años como organizador de turismo religioso. "Ánimo y a seguir", le respondió Francisco.

Al parecer, las audiencias privadas con el Papa suelen ser cortas. Aunque el tiempo varía en función de cada uno. "Bergoglio es muy serio e introspectivo en las celebraciones y en las misas, mientras que al terminar se vuelve muy cercano y no le cuesta nada romper el hielo en las conversaciones. Eso sí, escuetas".

A quien no le importaba alargar las audiencias era a su antecesor, Benedicto XVI. Hevia habló con él hace cinco años cuando la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) dio un concierto en el Vaticano. Él fue el organizador y Ratzinger -melómano y pianista- se lo agradeció. "Le gustó mucho la actuación y se quedó impresionado de que el proyecto de viajar de Asturias a Roma tardase cuatro años en fructificar", cuenta el asturiano, a quien el Papa, que también recibió a su madre en 2008 cuando cumplió 90 años, le despidió con un "¡qué paciencia ha tenido!".

Hevia comprobó cuánto impresionó a Juan Pablo II la basílica de Covadonga cuando visitó Asturias en agosto de 1989. Años después, en 1998, el Papa lo recibió en Roma y mencionó aquella estancia. "Cruzamos sólo dos o tres palabras, pero se acordaba de Covadonga. Le encantó".

El asturiano ya está planeando sus próximos viajes, aparte de su regreso a Panamá. "Es probable que vuelva a ir a Tierra Santa". Israel o Egipto le esperan. "Para mí es sencillo hacerlo porque soy un profesional de la organización de viajes, pero por desgracia hay mucho intrusismo y es importante que los usuarios sepan que hay que contratar los viajes y las estancias con una empresa o un profesional acreditado. Nunca se sabe lo que puede pasar y unos días de relax, religión, cultura o sosiego pueden convertirse en un dolor de cabeza".

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