Al día siguiente del incendio de la calle Uría, sin más demora, una dotación de la Policía Nacional se desplazó al cuartel del Rubín con la orden de recoger la ropa de seguridad que el bombero herido, Juan Carlos Fernández Granda, portaba en el momento del siniestro. Se llevaron un pantalón con un arnés integrado "en el que aparece enganchado un mosquetón automático de seguridad, en forma de pera, y una cinta de 17 centímetros de longitud con otro mosquetón de seguridad de rosca en forma simétrica", según reza en el informe policial. De esta diligencia se desprende que, al menos en el cuartel del Rubín, no había ni rastro de la línea de vida que debería mantener conectado al bombero con la plataforma de la grúa.

En su declaración ante los investigadores de la Policía Nacional el inspector Luis Díaz Montes aseguró que, además de insistir a los dos bomberos para que no saliesen de la cesta hacia el forjado, les ordenó "que permanecieran anclados a la cesta con los elementos de seguridad, arnés incorporado en el cubrepantalón reglamentario y cinta de seguridad con mosquetón".

La investigación del accidente laboral del pasado 7 de abril en el que perdió la vida Eloy Palacio Alonso está en manos del Juzgado de instrucción número 2 de Oviedo que dirige la magistrada Simonet Quelle Coto, de guardia durante la jornada de la tragedia. El bombero sufrió una parada cardiorrespiratoria a las 16.17 horas, tras un shock traumático agudo al precipitarse desde el tejado al primer piso.