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El recorrido

Tras las huellas de la reina

El trazado, que sigue un antigua calzada romana, discurre entre Llames y la capital canguesa l Isabel II realizó ese itinerario camino de Covadonga

La ruta conocida como el Camín de la Reina se desarrolla por una antigua calzada romana y se llama así desde que Isabel II pasó por ella con dirección a Covadonga. Para acceder a ella, desde Arriondas se toma la carretera N-634 en dirección a Oviedo. Tras recorrer algo más de cuatro kilómetros encontramos una desviación a la izquierda. Desde allí, la distancia que nos separa de Llames de Parres es de un kilómetro y medio, aproximadamente.

Antes de empezar nuestra caminata, merece la pena leer el cartel que encontraremos en las inmediaciones con información relativa a la Casa de la Venta, edificación que, con similar denominación, está destinada a servicios hosteleros y hoteleros al igual que lo hiciera en tiempos pasados, pues, según se cuenta, fue posada y casa de postas. También se menciona que allí vivió una de las hermanas de Jovellanos y que el ilustrado gijonés visitó el lugar.

La antigua calzada romana abierta hace unos dos mil años por la Legio VII , fue acondicionada en el siglo XIX, con ocasión de una visita de Isabel II a Asturias. La ruta atraviesa la carretera que desciende en busca del río Piloña. Al poco trecho pasamos junto a una casa pintada de azul que está a la derecha y que tiene una preciosa galería de madera.

Poco después llegamos junto a la iglesia de Santa María de Viabaño pegada al cementerio. El templo, reconstruido tras la guerra civil, tan sólo conserva algunos elementos de su pasado medieval: algunas piezas de la cornisa y una pequeña portada semioculta entre los actuales muros del edificio. Nada más pasar la iglesia se abandona la carretera cogiendo el camino de la derecha que pasa junto al cementerio y cruzando poco después el arroyo Beleño dejando el molino a la izquierda. Al pasar el puente ascendemos ligeramente pudiendo contemplar a nuestra espalda el conjunto formado por la iglesia el cementerio y las casas aledañas.

Al poco trecho abandonamos la carretera para seguir por el Camino del Golondrón que nos sale a la izquierda, introduciéndonos en un espeso bosque de ribera, acercándonos al río Piloña, que nos acompaña durante un buen trecho del camino.

El Sueve desde Romillo. El camino abandona el río ascendiendo hacia la aldea de Romillo. Al llegar a la carretera, la seguimos hacia la izquierda pasando junto a la capilla de San Lorenzo construida en el siglo XVIII. Un poco antes de llegar a Romillo se tiene una excelente vista de la Sierra del Sueve.

Se atraviesa el pueblo siguiendo por la carretera hasta el entronque con la de Vallobil y Lago. Nos encontramos con una hermosa casa en un cruce de caminos, aquí tenemos dos opciones, bien continuar por la carretera o girar a la izquierda e introducirnos en una bella zona boscosa, que aunque más largo es más gratificante el camino, volviéndose a unirse un poco más adelante.

Se abandona la carretera, justo en la curva que da entrada a San José, donde podemos observar la pequeña capilla que esta junto a las escuelas. La ruta bordea la capilla dejándola a la derecha. Se sigue por el camino entre árboles y prados cruzando el arroyo de Valdelesfaes.

Siguiendo siempre por el camino principal aparece ante nosotros la grandiosidad de los Picos de Europa con el Monasterio de Villanueva a nuestros pies, y a la espalda la Sierra del Sueve. Desde aquí descendemos hacia la Vega de los Caseros en busca de Cangas de Onís

A las orillas del Sella. Llegamos a Vega de los Caseros, al pie de la carretera. Desde este lugar nos dirigimos hacia el Parador Nacional de Villanueva, que durante siglos fue el monasterio benedictino de San Pedro. Cruzamos el río Sella por el Puente Viejo La ruta va por la margen derecha del río Sella por el camino de La Alisera al lado de los cotos de salmón Las Pedrosas, el Brezo y Golondroso. Llegamos al barrio de La Pedrera de Cangas de Onís.

El puente romano de Cangas de Onís es símbolo del Principado y de él cuelga una réplica de la Cruz de la Victoria, insignia que Pelayo portó en la batalla de Covadonga. Está construido sobre una calzada romana que comunicaba los pueblos astures y cántabros. También conocido como Puente Vieyu o Puentón, se ha convertido en un símbolo del Principado. Era el único puente de piedra que salvaba el Sella, declarado monumento histórico artístico en 1931. En realidad data de la Edad Media y se construyó sobre un antiguo puente romano.

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