"No estoy dispuesta a aceptar que el cáncer es una enfermedad crónica. Si hay personas pasando este proceso, que piensen que pueden superarlo desde la aceptación de que vivimos y morimos, pero cada día es un regalo". Esta fue una de las primeras reflexiones de la escritora Alicia Méndez, que ayer presentó su libro "La herencia de África" en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

La obra relata sus vivencias durante su estancia en Touba (Senegal) y las va intercalando con reflexiones sobre una enfermedad que le fue detectada a su vuelta a España. "Cuento la historia de Sëriñ Tuubaa, que libertó a los esclavos africanos desde la paz, enseñándoles a gestionar las emociones y la espiritualidad. Gracias a este aprendizaje, salí de África sabiendo que algo no funcionaba bien dentro de mí". Méndez atribuye a la capacidad adquirida durante su estancia en la ciudad senegalesa para conectar interiormente y con los demás la razón que le mantiene con vida e ilusión cada día. "Me salvé porque, al regresar, me dirigí al hospital, me detectaron el cáncer y me pude poner en tratamiento", rememora.

En cuanto a su proceso de cura, la escritura del libro también tuvo un papel primordial. "Fue muy terapéutico porque no necesité tomar ni un anti inflamatorio mientras escribía". Era una vía de escape, una manera de reencontrarse a sí misma y también de "dejarles a mis hijos una herencia, una especie de guía sobre cómo seguir adelante si algo salía mal".

El acto fue presentado por el editor del libro, Pablo Solares, y contó con la participación de Sonia Martínez, especialista en terapias alternativas, quien se refirió a Méndez como "una maestra capaz de proporcionar fuerza para salir de situaciones extremas, como puede ser una enfermedad".