Los vecinos de la parroquia de Valsera, en Las Regueras, están "hartos" de sufrir restricciones de agua en sus viviendas cada verano ante los problemas de suministro. Desde hace unas semanas les han vuelto a cortar el agua por las noches, y el resto del tiempo, según atestiguan, "sale un hilo de agua que no da para ducharse". Ante esta situación, piden al Ayuntamiento que "haga sus deberes" y que no les "criminalice". Y es que este año, al problema de las restricciones se suma el malestar de los residentes por un bando municipal firmado por la alcaldesa, Maribel Méndez Ramos, que justifica los cortes en las "irregularidades observadas en el consumo", a la vez que prohibe el riego y el llenado de piscinas hasta nuevo aviso.

"No pueden dar disculpas estúpidas, el agua no llega porque las infraestructuras están deterioradas. Los servicios básicos incluyen el riego, por qué no. Esto es un insulto", sostiene Emilio Arias, vecino de La Chabola. Otra vecina, Marta Suárez, de Los Arroxos, también ha mostrado su malestar por ser sospechosa de abusar del consumo de agua. "Tengo piscina y la llené hace diez años, cuando vine a vivir aquí, porque tiene una depuradora y el agua se recicla. No pueden demonizar a los vecinos", asevera esta mujer. "Aquí hay gente que el año pasado vio como toda una cosecha se echaba a perder por la falta de agua; y dependía de ella", añade.

"Estamos peor que el año pasado, esto no mejoró nada", sostiene José Luis Granda, vecino de Rañeces, convencido de que el problema viene de lejos y que se intensifica por el deterioro de la red de suministro. "En Las Regueras había una cooperativa de aguas que se deshizo y pasó a manos del Ayuntamiento en 1984. Hay muchas fugas y el personal municipal no da abasto", señala. "En Rañeces, los de la parte alta del pueblo cada vez que hay cortes se quedan sin agua; aquí tenemos unas ganaderías impresionantes, que pueden consumir setenta litros de agua al día y hay que garantizar su subsistencia", asegura.

Nuria Pérez, vecina de Los Arroxos, se ha acostumbrado a la rutina de "calentar agua en la pota" para asearse cada mañana antes de ir al trabajo. "Me ducho por las noches, en previsión y caliento agua por las mañanas", sostiene.

Mientras, Jorge Uría, vecino de El Escamplero, actuó ayer en calidad de portavoz de los afectados para pedir al Ayuntamiento de Las Regueras "agua sin restricciones" y que "informe a los vecinos con antelación" para que se pueda organizar. "Tienen que tener en cuenta que aquí hay gente que trabaja y se levanta a las seis de la mañana y no tiene agua. No nos levantamos a las diez para ir a tomar el aire", sentenció. "Que el Ayuntamiento haga sus deberes y que adapte las infraestructuras a las necesidades de los vecinos hasta dotar a esta parroquia de unas infraestructuras mínimas que garanticen el servicio".

Los vecinos creen que se debería hacer un estudio "serio" para detectar "cuáles son los problemas reales" y "atajarlos de una vez por todas".

El malestar de los afectados llegó a tal extremo el verano pasado que un grupo se presentó en la casa de la regidora local pidiendo que les abriese la puerta para ducharse. Ella aguantó el tipo y puso su casa (y su ducha) a disposición de los vecinos, que al final declinaron la invitación.