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Por tierras de la ruta de la plata: Puente de los Fierros-puerto de Pajares (VII)

Rumbo a la frontera leonesa

El itinerario lleva al caminante por bosques y pueblos con abundante historia a sus espaldas l En el alto aparece a la vista el antiguo parador

Rumbo a la frontera leonesa

La etapa entre Puente de los Fierros y el Puerto de Pajares se inicia en la estación del FEVE de Puente los Fierros, desde donde nos dirigimos a la N-630, donde iniciamos la ascensión hasta llegar al desvío que nos conduce a Llanos de Somerón, donde atravesamos el puente "El Campanal". Ascendemos por la carretera LE-12, donde contemplamos la vía que se dirige al Puerto de Pajares, así como los pueblos que se asientan a su vera. En unos cuatro kilómetros llegamos a Los Llanos de Somerón.

El pueblo se asienta en un llano en la ladera oriental del Cordal de los Llanos. La localidad tiene fama de tener los mejores arbeyos (guisantes), del mundo, que deben su fama al conde de Revillagigedo, según se cuenta en un artículo publicado en LA NUEVA ESPAÑA el 13 de febrero de 1966:

"El conde, en sus continuos viajes a Madrid, hacía noche siempre en Pajares. Allí descansaba en la fonda que tenía fama por su buena cocina. Su plato favorito era la menestra. En uno de los viajes observa que el plato no estaba condimentado como otras veces. Algo le faltaba. Se lo hizo saber a la dueña y ésta no encontró otra causa que los guisantes. 'Mire señor conde, los arbeyos de la menestra los traemos siempre de Llanos, ese pueblecito que se ve ahí enfrente. Se cosechan mucho, pero ésta es una época que no los hay y los encargamos a Castilla. Acaso esté ahí la diferencia'. Y ahí se inició la fama. El conde los encargó muchas veces para los banquetes de su palacio madrileño. Y los arbeyos de Llanos empezaron a cotizarse. Y hasta el duque de Osuna los encargó más de una vez para las fiestas que organizaba en la corte de los zares."

Hacia el valle de Valgrande. Atravesamos el pueblo en dirección sur, hasta que nos encontramos con una pista que sale en la parte más elevada de la localidad. A los pocos metros nos encontramos con una encrucijada de caminos, debiendo seguir el de la izquierda, que desciende hacia el fondo del valle de Valgrande. Transitamos a la sombra de castaños contemplando en toda su magnitud el valle por el que discurre el río Pajares.

Al cabo de un rato nos encontramos con un camino, más estrecho a la izquierda. Estamos en el crucero de la Mina la Cerra, donde seguimos por el camino de la izquierda que inicia un fuerte descenso. Al llegar al montículo del Canto la Salve tenemos una excepcional vista del pueblo de Santa Marina.

La ermita de Santa Marina. Una vez en el pueblo llegamos junto a la ermita de Santa Marina, que guarda la imagen de Santa Marina la Gloriosa, muy venerada en la zona por ser la abogada del agua, pues según la tradición nació un día de mucha lluvia. Una vez pasada la capilla la pista es de hormigón y baja hasta la carretera que conduce a San Miguel del Río. Seguimos hacia la derecha, atravesando el pueblo de San Miguel, siguiendo por una pista de tierra en dirección sur.

El crucero marca la ruta .A unos 500 metros de la población abandonamos la pista para seguir por el ancho camino de la izquierda que comienza una ascensión, debiendo ignorar el que nos sale a la izquierda a menos de 100 metros del desvío. Continuamos la ascensión hasta llegar a un nuevo crucero, donde seguimos el ascenso, por el camino de la izquierda. En la siguiente encrucijada tomamos la de la izquierda a través de un frondoso bosque y llegamos a una majada donde se asientan varias cabañas.

Aquí el camino da un giro completo. Lleva a la derecha el prado, que conduce a la pista que desde la carretera N-630 se dirige al túnel del Huera en la autopista.

Atravesamos la pista, siguiendo por la que sale enfrente, que incrementa su ascensión llegando al collado de Cantu los Muertos donde se hacia noche, con los muertos que se llevaban a enterrar a Abras, ya que San Miguel del Río y Llanos de Somerón pertenecían a la parroquia leonesa de Arbas.

Nos introducimos en un bosque de acebos y hayas donde el camino llanea suavemente, para volver a ponerse pendiente y vislumbrar al fondo la silueta del parador de Pajares. Seguimos por la pista hasta dar con la carretera nacional N-630, que atravesamos para seguir la ascensión por un pequeño valle verdoso de La Calera, que sale justo enfrente.

Vestigios del rey Pelayo. Aquí se encontraban los restos de la casa Tibigracias, donde la leyenda sitúa al monasterio en el que el rey Pelayo dio gracias a Dios, después de expulsar a los árabes de Asturias a través de este monte. Una vez en la collada del Boquete de la Calera, estamos en la divisoria entre Asturias y León, debiendo girar levemente a la derecha, para descender hacia el Puerto. Para coger el tren debemos seguir la carretera hasta la estación del FEVE en Busdongo.

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