La decisión de retirar las terrazas y las barras de los hosteleros del entorno de la Catedral para garantizar la seguridad de las fiestas de San Mateo "no ha sido técnica, sino política". Así lo han asegurado a este periódico fuentes próximas a la elaboración del plan de autoprotección, que ha sido adjudicado a una empresa siguiendo las instrucciones del alcalde de Oviedo, Wenceslao López (PSOE) ante el temor de que las medidas programadas inicialmente por el edil de Festejos, Roberto Sánchez Ramos (IU) -controlar los accesos con policías- no fuera suficiente para los conciertos en los que se prevé mayor afluencia de público. "Los técnicos decimos que necesitamos un ancho de diez metros en la calle para poder evacuar a la gente si pasa algo, pero quien toma la decisión de cómo se consigue cumplir esa medida son los políticos", explicaron ayer las mismas fuentes consultadas por este periódico.

Es más, en un primer momento estaba prevista una medida más traumática: desautorizar directamente la colocación de las barras hosteleras. En previsión del aluvión de críticas que podían caer, fue cuando se decidió pedir a los hosteleros del entorno de la Catedral que retirasen las barras una hora antes de los conciertos, a las ocho. Sin embargo, la medida resulta igual de drástica para los hosteleros consultados por este periódico, porque las barras no son "de quita y pon" y es imposible articular su desmontaje diario. En consecuencia, los hosteleros afectados no podrán sacar sus barras este año por San Mateo.

Este lunes hay una nueva reunión del plan de autoprotección y algunas voces apuntan a que la decisión de mover las barras de los hosteleros, con toda la polémica, centrará el debate. "Hay poco margen de maniobra, quizás tendrían que haberlo visto antes, pero el plan está prácticamente rematado y no hay margen de maniobra", indicaron las mismas fuentes consultadas sobre este extremo.

Al hilo de este desencuentro entre los organizadores de las fiestas y los hosteleros salieron ayer al paso los dos grupos políticos de la oposición. La edil del PP, Belén Fernández Acevedo, cuestionó "la cerrazón" del concejal de Festejos en apoyar que la plaza de la Catedral sea la sede de los conciertos mateínos. "Se empeña en aumentar el aforo de la plaza a toda costa. No parece lógico que los hosteleros, que contribuyen durante todo el año a la economía local con el pago de sus impuestos sean ahora los perjudicados", manifestó. "Ellos siguen haciendo unas fiestas de San Mateo solo para los suyos, para cubrir sus intereses y en beneficio de su gente, no hay más que ver la fotografía de la presentación del nuevo chiringuito, La Mateína, en la que hay muchas caras conocidas, sobre todo para Somos", indicó la edil.

Por su parte, el concejal de l grupo municipal de Ciudadanos, Luis Zaragoza, explicó que, a su parecer "el origen del problema está en convertir la plaza de la Catedral en una sala de conciertos", cuando este espacio "no reúne ni las condiciones de seguridad ni de comodidad para su celebración". Así, Ciudadanos en Oviedo rechaza que el equipo de gobierno "por mantener a ultranza su particular rocódromo y beneficiar a sus chiringuitos afines se lleve por delante a los hosteleros que pagan impuestos todo el año". Luis Zaragoza sostiene que, "una vez más" se pone de manifiesto "la urgencia de dotar a esta ciudad de un recinto ferial para la celebración de este tipo de eventos".