El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, presidió ayer la misa de apertura del curso 2016-2017 en el Seminario Metropolitano y luego, en el acto académico, se declaró agradecido por "el notable incremento de alumnos, sobre todo en el Instituto Superior de Estudios Teológicos". En ese centro, en el que se forman los seminaristas, el curso pasado estudiaban 17 alumnos, este son 24. El Instituto Superior de Ciencias Religiosas "San Melchor de Quirós", que imparte una formación abierta a todo el mundo, superó la treintena en el pasado curso.

Los actos del inicio de curso en el Seminario comenzaron a las once de la mañana, con la celebración litúrgica en la capilla mayor del edificio de Prao Picón. Continuaron con la lectura de la memoria del curso pasado y la lección inaugural, que fue impartida por el cardenal y arzobispo emérito de Barcelona Lluís Martínez Sistach, recién llegado en avión. Una tormenta impidió que volara el día anterior tal y como tenía previsto.

Martínez Sistach disertó sobre el laicismo, el asunto en torno al cual giraron todas las intervenciones de la mañana. El Cardenal articuló su discurso a partir de la aconfesionalidad del Estado recogida en la Constitución de 1978, habló del contexto multiétnico y pluricultural actual y defendió que los valores religiosos de las comunidades "son beneficiosos". Subrayó que hay que distinguir entre "laicidad del Estado y sociedad laica" y advirtió que existe un "déficit de debate sobre estos temas, que pasan de la sociedad demasiado rápido al Parlamento".

Martínez Sistach dijo que los acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede "no son ningún privilegio" para la Iglesia católica y llamó la atención sobre la labor social que ésta lleva a cabo desde las parroquias y en ámbitos como la enseñanza, la atención social y la cultura.

El Arzobispo de Oviedo constató "la privatización creciente del hecho religioso" y aludiendo a una de las citas del discurso del Cardenal declaró que "Dios y el césar no son antagónicos". Alertó de que "una sociedad sin dios se hace contra el hombre".

También tomó la palabra el director del Seminario, Fernando Llenín, que incidió en el asunto de la "confrontación entre religión y Estado" y declaró que "el cristianismo nunca ha impuesto a las sociedades un derecho revelado". Llenín ligó la religión cristiana ala "íntima identidad de Europa".