Carmen Orte Socias, catedrática de Pedagogía y Didácticas Específicas de la Universidad de las Islas Baleares, está al frente de un programa para el desarrollo de competencias familiares para prevenir el consumo de drogas en niños y adolescentes. Se trata de una adaptación de un modelo americano, con resultados evidentes y contrastados, que han aplicado de la mano de Proyecto Hombre y con la comunidad de Castilla y León. Ella es una de las expertas que intervendrá hoy en las XVIII Jornadas Municipio y Drogodependencias "Ampliando la visión", que se celebran en el Auditorio Príncipe Felipe y que organiza la Concejalía de Atención a las Personas.
-¿Qué han observado en el desarrollo del programa?
-Ha habido cambios muy importantes en los niños y adolescentes con los que hemos trabajado, implementando medidas familiares. Lo que tenemos claro es que hay que devolverles a los padres el control de la situación, lo que significa tener relaciones positivas con sus hijos, que hagan el seguimiento de su vida cotidiana, que les pongan límites y modelen sus conductas respecto al consumo de drogas, incluido tabaco y alcohol.
-Intervienen sobre las familias.
-Trabajamos para que la familia mejore la organización de su vida, y para ello le damos habilidades. El mandato de la familia es educar a los hijos, y no de cualquier manera. Para los hijos es importante que los padres estén unidos a ellos, que les acompañen en el proceso educativo y que sientan que tienen una familia con la que hacer proyectos: ir al cine juntos, salir de excursión, que celebra los cumpleaños juntos... Parece mentira, pero no lo hacen todas las familias. Para tener el control de los hijos hay que tener autoridad moral, que a menudo se ha perdido por el camino... porque consumes drogas, porque estás todo el día en el trabajo, porque discutes continuamente con tu pareja... Hay que recuperar la autoridad moral y el espacio para los hijos.
-¿El tiempo de donde se saca?
-Hay modos de dedicarles tiempo y espacios. Hay que resetear la familia, reiniciarla. De los siete a los doce años puede servir estar juntos viendo la tele, saliendo de compras, dedicar aunque solo sean cinco minutos exclusivamente al niño, pero exclusivamente... Cuando son adolescentes se aprovechan otros momentos, es más complicado: hay momentos en los que no hay que hacer nada más que estar pendiente de tu hijo.
-Así que cuando hay consumos inadecuados de drogas la que ha fallado es la familia.
-No hay que culpabilizar o responsabilizar a las familias. Hay un momento en el desarrollo del niño en el que todas las claves las tienen los padres, pero a esos padres también les ocurren cosas y pueden perder el control. Mientras, el niño va viviendo y si el control educativo decae empiezan a aparecer otras influencias, toman su lugar los compañeros. Es bueno que los amigos ocupen su sitio, pero ante una decisión importante el niño debe sabe a quién tiene que acudir.
-Los menores tienen fácil acceso a las drogas, incluido alcohol y tabaco.
-Y deberían estar total y absolutamente prohibidas.
-Y lo están.
-Legalmente, pero no por la sociedad. Empezaron a ser condescendientes con el tabaco, luego con el alcohol y ahora les toleran ya...
-¿Un porro de vez en cuando?
-Pues sí, no se le da importancia y no tienen edad, incluso desde el punto de vista neurobiológico. Cuando la edad de inicio es más precoz la posibilidad de avanzar en estadios de consumo más avanzados es mayor. No todos los chavales son igualmente vulnerables pero no podemos hacer un test a cada uno para saberlo, así que lo que debemos hacer es prohibirlo absolutamente y darles alternativas de ocio.
-Se entiende que todo el mundo pasa por ello.
-Pero, ¿por qué ha de ser eso un rito de pasaje? Ser una persona saludable, tener expectativas de vida saludable... es una buena opción para los hijos. Cuando crezcan tomarán sus decisiones pero los padres deben poner los límites al consumo de alcohol, tabaco y drogas, igual que al consumo de pornografía o a las relaciones sexuales, y al trato que pueden dar a sus padres y profesores. Forma parte del paquete de ser padre.
