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El pintor que observa los Premios

El asturiano Marcos Tamargo, retratista oficial de los ganadores de los galardones de la Fundación durante cinco años, participa en una exposición colectiva en Oviedo

Desde su reciente estancia en Kenia, la paleta de colores de Marcos Tamargo se ha llenado de luz, tonos tierra, amarillos y ocres. Y también ha variado su temática. "El lugar que pinto ya no es lo importante, sino el hecho de viajar. El artista tiene que ser un comunicador de vivencias y el viaje es un cúmulo de ellas", afirma. A la izquierda, su obra "Safari Njema", mixta sobre madera.

Hacía mucho tiempo que Marcos Tamargo (Gijón, 1982) no disfrutaba de la semana de los premios "Princesa de Asturias" sin agobios, como un mero espectador. Y es que el artista asturiano fue durante el último lustro el retratista oficial de los galardonados. "Era una entrega absoluta. Me pasaba todo el año volcado en ese proyecto y me encantó. Es una época que nunca olvidaré. Este año he tenido que dejar de hacerlo porque me han salido otros trabajos y era imposible compaginarlo. Pero no puedo estar más agradecido por la oportunidad que me dieron. Los Premios son algo que cualquier asturiano puede llevar por bandera en todo el mundo", asegura a punto de dejar su estudio de Gijón para dirigirse a Madrid, en donde pasa la mayor parte del tiempo, para entregar un encargo a su galería de la capital.

Pero, aunque no esté físicamente en Oviedo este año, su cabeza y su pintura sí lo estarán. Por un lado, Tamargo participa estos días en una exposición colectiva en la galería Cervantes6, con cuatro obras de su serie "Impresiones de viaje" del año 2014. Y por otro, aunque esté de un lado para otro, "no puedo evitar ver las noticias que salen de los Premios, interesarme por los premiados, no con tanto ahínco como antes, pero sí pendiente de lo que ocurre en Oviedo". Y es que su relación con esta cita y con estos galardones, que otorga cada año la Fundación Princesa de Asturias, es mucho más que algo estrictamente laboral. "Desde que salía el nombre del primer premiado empezaba a investigar sobre su carrera, sus logros y su trabajo. Y cuanto más ahondaba, más entendía por qué recibían el premio. Me pasaba mucho con los científicos, porque era de los que menos sabía. Comprendí que esas personas son las que de verdad hacen que avance el mundo". El artista volcaba toda la información de meses en sus impactantes retratos "moveart", una técnica que él mismo inventó con la que consigue crear dos cuadros en el mismo lienzo, uno visible con la luz natural y otro que aparece solo en la oscuridad. Un juego pictórico que no dejó indiferente a ninguno de los retratados, entre los que se incluyen los Reyes y las Infantas. Pero, ¿cuáles son las reacciones que tiene grabas en su mente? "Las lágrimas de la socióloga Saskia Sassen; el entusiasmo del psicólogo Howard Gardner, con el que entablé una relación de amistad desde aquel momento; la sorpresa del atleta etíope Haile Gebrselassie, que pensaba que era una proyección en vez de una pintura y se reía buscando el proyector, sin entender nada; y, hace dos años, el arquitecto Frank Gehry que, con el humor que le caracteriza, vino a felicitarme y me dijo: 'buen trabajo, y esto no se lo dice a todos Frank Gehry".

El ritmo acelerado con el que está creciendo su carrera, sobre todo en el ámbito internacional, le obliga a estar en varios proyectos a la vez. "Acabo de estar exponiendo en Francfort. A principios de diciembre, inauguro en Madrid y, en 2017, tengo exposiciones en Miami, Nueva York y Ginebra". También planea una estancia en el extranjero y seguir con las escapadas que están inspirando su serie "de viaje". "Y un libro de artista sobre el 'Cántico espiritual' de San Juan de la Cruz que ya ha comprado el Ministerio de Asuntos Exteriores", afirma el artista.

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