Á. F.

La cazuela de picadillo, al precio de tres euros, fue ayer el producto de degustación oficial en la calle Gascona. Tres cocineros se afanaron en su laboriosa preparación. Julián Iglesias, igual que sus tres compañeros, fue uno de ellos. No daban ayer abasto a preparar el picadillo en grandes cazuelas mientras la gente hacía cola. En total, prepararon nada menos que doscientos cincuenta kilos, que volaron repartidos en pequeñas cazuelas.

Un producto que parece fácil de elaborar, pero que tiene sus secretos. "Un buen género y que tenga grasa, después el fuego alto para que se despegue y poco a poco ir trabajándolo con la espátula. Soy partidario de no echarle aceite y mucho menos agua o vino", sentenció Iglesias.