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La oposición médica con más psicosis

Más de 1.300 especialistas en familia, pediatría, anestesia y rayos pugnarán el 17 de diciembre por 160 plazas, en un clima de obsesión por evitar irregularidades

El próximo 17 de diciembre, a las once de la mañana, el campus del Cristo se verá invadido por médicos, y no se trata de una nueva edición del examen MIR. Está previsto que ese día 1.330 facultativos (al menos, ésa es la cifra de inscritos), algunos de ellos bien talluditos, se examinen en la búsqueda de 160 plazas fijas de cuatro especialidades en la sanidad pública asturiana. Todo lo que suceda en las aulas de la Facultad de Economía y Empresa será escrutado con el máximo rigor, tal vez incluso con un cierto componente de psicosis. Las irregularidades registradas en las anteriores oposiciones de médicos, celebradas en 2011, han dejado una huella profunda. Las consecuencias de algunas de ellas aún colean. Muchos ojos estarán pendientes de cualquier síntoma de favoritismo. Del total de apuntados al proceso de selección, 545 provienen de fuera de Asturias.

La Consejería de Sanidad ha hecho llegar a los presidentes de los diversos tribunales un protocolo de actuación para extremar las cautelas y evitar anomalías. Tanto la fecha, hora y lugar de los primeros ejercicios, como la composición de los comités evaluadores, fueron publicados ayer por el Boletín Oficial del Principado (BOPA).

Los tribunales estarán presididos por Rodrigo Abad (el de medicina de familia); Venancio Martínez (el de pediatría de atención primaria); Faustino García Arias (el de radiodiagnóstico); y Miguel Ángel Bermejo (el de anestesiología). El primero ejerce en el centro de salud de Pola de Siero; el segundo, en el centro de salud de El Llano (Gijón); el tercero es jefe de servicio del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA); y el cuarto jefe de servicio del Hospital de Cabueñes, de Gijón.

En las cuatro especialidades, el primer ejercicio del procedimiento selectivo consistirá en la contestación por escrito, en un tiempo máximo de 120 minutos, a un cuestionario de cien preguntas tipo test con cuatro respuestas alternativas, de las cuales sólo una es correcta. Para las especialidades de medicina de familia y pediatría de atención primaria, ésta será la única prueba. De ella se pasará directamente a la fase de concurso (valoración de los méritos).

En cambio, en las especialidades hospitalarias -en este caso radiodiagnóstico y anestesiología- quienes superen este primer ejercicio realizarán, en fecha aún por determinar, el segundo, que constará de dos supuestos prácticos que serán leídos ante el tribunal en sesión pública.

Es en esta segunda fase en la que se centran los recelos de los médicos opositores, a la vista de lo sucedido en 2011, cuando en las pruebas de varias especialidades se denunciaron -con mayor o menor fundamento- filtraciones de preguntas. El concurso-oposición de medicina interna llegó al Tribunal Supremo, que anuló y ordenó repetir el segundo ejercicio, sentencia que aún está pendiente de ejecutar y que la Consejería de Sanidad del Principado ha solicitado que no sea aplicada.

En el caso de las restantes especialidades hospitalarias, cuyos concursos-oposición aún no han sido convocados, las bases cambiarán: se atendrán al contenido de una ley aprobada en la Junta General del Principado el pasado día 5, impulsada por Podemos y apoyada por todos los grupos parlamentarios, salvo el PSOE. Esta nueva regulación establece que "el tipo de ejercicios planteado deberá garantizar el anonimato de las respuestas de cada aspirante, de modo que el tribunal no pueda conocer a quién pertenecen los formularios de respuesta hasta que se establezca la puntuación definitiva en el concurso-oposición de todas las personas aspirantes". Asimismo, agrega, "no se realizarán, en ningún caso, ejercicios leídos o desarrollados en presencia del tribunal ni en sesión pública".

En aras de una mayor garantía de imparcialidad, algunos grupos de opositores de la tanda convocada para el 17 de diciembre habían manifestado su rechazo a este mecanismo y habían calificado de "irrenunciable que los aspirantes de todas las especialidades opositemos en idénticas condiciones". O sea, reclamaban que se anularan las convocatorias de rayos y anestesia y se publicaran de nuevo con arreglo a la nueva norma. A esta misma petición se sumaron días atrás Comisiones Obreras y el Sindicato Médico de Asturias (SIMPA).

En algunos foros médicos se baraja la posibilidad de solicitar a los tribunales que, respetando el modelo de examen clásico que impone la ley anterior, en el segundo ejercicio se dé más cancha al tipo test -pues se considera menos vulnerable a los intentos de irregularidades- y se reduzca al mínimo la parte de desarrollo y lectura en sesión pública.

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