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La bolera central

El incondicional de los castros

Eladio Antuña, langreano afincado en Nava, recorre a diario a sus 83 años media Asturias para asistir a partidas de cuatreada de todas las categorías

Eladio Antuña, antes de una partida en la bolera de Lugones. l. b.

Si hay algo que hace a Eladio Antuña un aficionado único en la historia de la cuatreada es su escrupuloso análisis estadístico de los jugadores. Todas y cada una de las partidas a las que asiste quedan desglosadas para la posterioridad con datos tan minuciosos que incluyen el registro del tanteo de cada una de las bolas que los contendientes lanzan desde el tiro.

El "método Ladio" cuenta incluso con unas plantillas personalizadas que facilitan contabilizar todo tipo de incidencias. Aparte del valor de cada lanzamiento, Ladio registra las bolas cuatreadas, las bolas paradas, las bolas ahorcadas y las bolas fuera. Cifras que, lejos de guardarse para sí mismo, trata de transmitir a través de las redes sociales e internet, unos medios que descubrió de manera relativamente reciente con sólo una aspiración: hablar y comentar sobre los bolos.

Todo ello le permite hacer resúmenes tan surrealistas como el promedio de cada jugador por bola a la hora de poner y a la hora de matar por diferenciado. Aspectos que parecen irrelevantes, pero que en ocasiones pueden resultar incómodos para algunos roscadores, que ven en Ladio "un chivato" de su menor rendimiento en momentos comprometidos de las partidas.

Esta labor que algunos califican "de chinos" no está exenta de reconocimiento, pues ya son varias las peñas bolísticas que reconocieron la labor de este veterano de las boleras con diferentes premios y trofeos. Tema aparte ya es la ubicación preferencial que le suelen dar en numerosas boleras de Asturias, en las que su ubicación suele ser próxima a los apuntadores oficiales de cada choque. Situación doblemente ventajosa, pues en más de una ocasión la doble contabilidad permitió subsanar algún error a la hora de sumar y comunicar los tanteos.

Sin duda, estas características convierten a Ladio en un hombre único en su especie, que desde su vuelta a los castros hace unos años ha dado un impulso de información y modernidad a la modalidad de cuatreada impensable hasta hace una década. Hecho que muchos aprovechan para analizar las partidas sin ni siquiera pasarse por la bolera.

Aspectos, que sumado a su afición por dotar a jugadores y aficionados de motes y etiquetas con los que dar una dosis de humor a lo puramente deportivo, hace que muchos piensen que la cuatreada tal y como se entiende en la actualidad no existiría sin Ladio y, si fuera el caso, "habría que inventarlo", como dicen algunos de sus amigos.

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