El cambio de nombre de 21 calles de Oviedo en cumplimiento de la ley de Memoria Histórica es, a juicio del grupo municipal del PP, "la operación más sectaria del gobierno que lidera Wenceslao López". El exalcalde de la ciudad y actual portavoz popular en el Ayuntamiento, Agustín Iglesias Caunedo, acusa a Wenceslao López de "burlarse" de los ovetenses con el nuevo callejero y censura que no haya consultado la decisión a los vecinos. Además, añade que lo ha hecho "por decreto y a escondidas".

Caunedo pone como ejemplo las quejas de la Plataforma vecinal pro plaza de la Gesta, que le echa en cara al Alcalde haberle dado falsas esperanzas sobre el mantenimiento del nombre su plaza (que pasará a llamarse plaza del Fresno) tras recibir una carta en diciembre del año pasado firmada por él en la que negaba que la comisión creada para aplicar la ley de Memoria Histórica hubiese abordado cambio alguno en el concejo e incluso aseguraba que iba a tener en cuenta la opinión de los ciudadanos: "Nuestra intención es que las decisiones que se adopten en éste y en todos los aspectos de la vida municipal cuenten con el mayor de los consensos posibles", rezaba la misiva de Wenceslao López. El portavoz popular asegura que su grupo apoyará las iniciativas vecinales contra las nuevas denominaciones de las calles, como la entrega de firmas en rechazo a la modificación de La Gesta. Se trata de apoyos -tanto en papel como a través de la plataforma digital change.org- que los vecinos recogen desde hace meses y que se sumarán a las 1.656 firmas que ya dieron en el Ayuntamiento.

Las críticas de Caunedo van más allá al considerar que el cambio de nombre de 21 calles no es un tema prioritario e insta al Alcalde a centrarse en "lo que de verdad importa" a los ovetenses. "En lugar de quitar y poner placas, mejor cierra presupuestos, arregla la recaudación y limpia las calles". Para el portavoz del PP, "cuando López puede constatar que en año y medio no ha ejecutado más allá del diez por ciento del presupuesto en inversiones o cuando puede comprobar que la ciudad nunca estuvo tan abandonada, tan sucia y con sus calles en tan mal estado, es una falta de respeto a Oviedo a los ovetenses andar cambiando nombres".

Tampoco deja fuera de su lista de reproches la política cultural del tripartito. "Wenceslao López no puede seguir acudiendo a besar la mano de los Reyes y luego aplaudir a quienes les insultan y quieren acabar con los Premios Princesa de Asturias, ni puede aprobar una nueva edición de los Premios Líricos y seis meses después decir que no son necesarios y los elimina".

Como reflexión, Caunedo le recomienda al Alcalde dejar el PSOE y sumarse a las filas de Somos. "Debería tener la valentía suficiente o simplemente recuperar la dignidad y el orgullo que entregó a cambio de un cargo que, evidentemente, no sabe ejercer, para abandonar el PSOE e integrase en Somos, que es donde mejor encajan sus arbitrarias, sectarias y absurdas decisiones".

Los miembros de la antigua comisión de la Memoria Histórica (formada en su día por el ahora delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo) también criticaron los cambios. Sólo la cronista oficial de Oviedo, Carmen Ruiz-Tilve, fue más comedida al afirmar, por ejemplo, que "Federico García Lorca siempre merece una calle, pero a los ovetenses les va a costar acostumbrarse". Buena parte de esa comisión, como el periodista y escritor Esteban Greciet; el historiador, Javier Fernández Conde; la catedrática emérita de Lengua Española; Josefina Argüelles; o el historiador local Emilio Campos rechazan los nuevos nombres porque ven en ellos un ánimo "guerracivilista de bandos políticos", tal y como afirma Greciet, o el ánimo del tripartito de señalar a su grupo de expertos como un ·bando monocolor". Así, Argüelles defiende el trabajo de aquella comisión a la que perteneció al defender su libertad y diversidad de perfiles.

Una de las eliminaciones del callejero que más polémica ha generado es el del nombre de Calvo Sotelo. Oviedo se divide entre los que defienden la figura de José Calvo Sotelo y lo desvinculan del franquismo y quienes ven en él el origen de la Guerra Civil como protomártir de la dictadura.