"Largo ha sido el camino para lograr este honor. Hoy es un día grande para nosotros", afirmó el abad de la Real Cofradía del Silencio y Santa Cruz, Armando Arias, desde el altar mayor de la iglesia de Santa María la Real de la Corte, templo en el que tienen su sede canónica.

Lo hacía poco antes de que la Guardia Civil impusiera a la Real Cofradía la medalla conmemorativa del centenario de la Virgen del Pilar, patrona de la Benemérita, en el transcurso de una ceremonia religiosa que estuvo marcada por la liturgia de adviento.

La medalla fue puesta por el jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo, el teniente coronel Luis Germán Avilés, a la imagen de Nuestra Madre María Santísima de la Amargura, que lucía sus mejores galas, con las que procesiona en la noche del martes santo. Esta Virgen es una de las imágenes titulares de la Real Cofradía del Silencio

El delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo reicibió a la entrada del templo el saludo de los miembros de la Guardía Civil que acudieron al acto, el del inspector jefe y Secretario General de la Comisaría de la Policía Nacional de Oviedo, José Luis Fugo y también el del abad de la Real Cofradía, Armando Arias, además de los representantes del resto de las hermandades y cofradías de Oviedo.

"Un siglo de protección, cien años de gratitud" es la leyenda que figura grabada en la medalla conmemorativa del centenario de la Virgen del Pilar, que fue donada por Encarnación Sainz, hermana de la Real Cofradía.

El capellán castrense del Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas en Asturias, Serrano Calvo, habló en su homilía de "la dimensión pública de la fe, y este acto es una muestra de ello", dijo.