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ANÁLISIS

Un café largo para atarse en corto

Iglesias Caunedo y Mercedes Fernández sellan una paz en el PP que parece más de conveniencia que convencida

Un café largo para atarse en corto

Fue durante un "café largo" el miércoles pasado por la mañana, el segundo encuentro entre Agustín Iglesias Caunedo y Mercedes Fernández en las últimas semanas, el que selló las grietas de las fugas internas del PP. Nada se echaron en cara, ningún trapo sucio sacaron; simplemente, hablaron del futuro político, del papel de su partido en Asturias, de que ambos tenían que ganar las elecciones, un tema clásico cuando, como ahora, la legislatura regional y el mandato local transitan ya más allá de sus fases intermedias. La presidenta había pedido unidad y Caunedo se la brindó. La presidenta había pedido responsabilidad y Caunedo así ejerció. ¿Qué más puede desear la presidenta, recién reforzada además por el respaldo que la justicia dio al Congreso de Gijón, el que devolvió el partido al regazo del aparato? Con el PP de la ciudad históricamente díscola de su lado, la capital, la junta local más numerosa, no podía convertir la casa en un polvorín. Y qué mejor que aceptar la respuesta positiva de Caunedo, su íntimo "rival" dentro de la casa, ahora que el ovetense parece y puede sentirse más vulnerable porque la jueza del caso Pokémon anda detrás suyo.

En su entorno Caunedo se muestra confiado de que la jueza Pilar de Lara no encontrará nada. Se ve reflejado en las ocho piezas separadas de la misma causa que otros juzgados han archivado por falta de pruebas. Pero lo suyo, de momento, no va por ese cauce.

No obstante, cree que podrá presentarse el próximo otoño como candidato a seguir presidiendo el partido en la ciudad. El congreso regional ha de celebrarse antes, en primavera. Y Mercedes Fernández también piensa acudir. ¿Para qué hacerse daño el uno al otro? ¿Para qué causar males al partido? Nada mejor que firmar una paz, pese a que parezca más de conveniencia que convencida. La teórica posición de fuerza de la presidenta regional, aunque solo fuese por la situación judicial de Caunedo, siempre podría complicarse si el exalcalde decide, con poco que perder, ir a por todas contra ella. Los dos gallitos del PP asturiano nunca han sido los mejores compañeros de partido; tampoco los peores, -solo saltaron chispas cuando Mercedes Fernández apretó las tuercas en plena declaración del exalcalde en Lugo por su viaje a Estados Unidos, presuntamente pagado por Joaquín Fernández, el conseguidor de la trama del agua-, así que reunirse un par de veces y dar síntomas de normalidad tampoco les ha costado demasiado. Ambos sienten que ellos han manejado la situación. Caunedo, porque nunca entró al choque público con Mercedes Fernández y lo suyo fue más bien la batalla de la frialdad. Y ella, porque fue él quien reaccionó a la llamada. A la publicada, y a la de hace unas semanas en un comité ejecutivo, cuando pidió que, ahora que todo va bien, ahora que no hay problemas, nadie saque los pies del tiesto en las clásicas e históricas guerras internas de la derecha asturiana cuando se le pone el viento a favor. Así que, "pax Cauneda" o "pax Mercedes", ovetense y gijonesa han cerrado un win-win (todos ganan) de libro.

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