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FERNANDO ALBA | Artista, lleva años esperando que el concejo recupere una de sus obras

"Sea o no el dueño de la escultura, la herida la hizo el Ayuntamiento y debe repararla"

"Es obvio que la obra ha sido maltratada, y cuando eso ocurre es porque no se tiene ninguna consideración por el trabajo"

La obra, en una finca de Pontón de Vaqueros en la que se encontraba abandonada en 2004.

Que la escultura sea propiedad del Principado no justifica las dos décadas de abandono a las que el Ayuntamiento de Oviedo ha sometido a su obra ni impide su restitución. Así de claro lo tiene el artista Fernando Alba, cuya pieza se retiró de la plaza Lago Enol en 1995, y lamenta el recorrido que ha seguido la escultura desde que dejó Ventanielles. Ha pasado por varios lugares distintos de la ciudad. Su último destino fue una finca municipal en el Parque de Invierno. Alba pide seriedad para solucionar la cuestión con garantías y cuanto antes, un problema que se ha alargado demasiado: "Me aburre hasta a mí", dice

El presupuesto para 2017 recoge una partida de 75.000 euros para la recuperación de la escultura, pero el Ayuntamiento alega que la obra es del Principado. Pero las cuentas municipales aún no se han aprobado y Alba no tiene constancia de que exista una firme intención de llevar a cabo la restauración. De realizarse, sería en la zona de Llamaquique, otro de los "lugares comunes" de la historia, destaca el artista. Y es que durante años, sostiene, se ha hablado de esa ubicación para la pieza pero nunca se concretó.

-¿Sabía que su obra nunca llegó a ser propiedad del Ayuntamiento?

-Lo sabía yo, lo sabía el Ayuntamiento y lo sabía todo el mundo. Lo comenté varias veces con la oposición cuando estaba Gabino de Lorenzo como alcalde. De hecho ya en 2004 hubo una reclamación a la Dirección General de Patrimonio.

-¿Se han puesto en contacto con usted para comentarle los planes que tienen para la escultura?

-No, de momento no.

-¿Qué le parece el proyecto para llevarla a Llamaquique?

-Ésa es mi idea desde hace mucho tiempo, lo que se persiguió siempre. Desde que se retiró por primera vez se ha venido diciendo que iba a a ponerse allí y ya discutimos en su momento que ese emplazamiento era el más adecuado. Se ha mareado bastante la perdiz y sería apropiado hablar claro de una vez. El sitio es ese y la obligación del Ayuntamiento es ponerla porque el que rompe paga. La herida se la hizo el consistorio y es el que tiene que repararla, sea el propietario o no. La obra es patrimonio de la ciudad y la propiedad no sirve en ningún caso como excusa.

-Con todos los vaivenes, ¿siente que su trabajo ha sido maltratado?

-Obviamente. La ignorancia no justifica el maltrato. Y el maltrato es obvio. Si se maltrata es que no se tiene consideración por el trabajo.

-¿Le afecta la situación?

-Uno tiene otras preocupaciones y muchas cosas que hacer. Pero si dependiese de la problemática de esta obra quedaría herido para siempre.

-Se aludió en el momento de su retirada de Ventanielles en 1995 que los niños jugaban sobre los planos inclinados y que eso era peligroso.

-Peligrosas pueden ser las farolas o las papeleras. Peligroso puede ser todo si se le quieren poner cinco pies al gato. Si en el Campo San Francisco los niños se suben al monumento a Clarín se les llama la atención pero Ventanielles en aquellos tiempos era una zona escasamente vigilada. Que los niños se suban a una escultura de una plaza me parece incompresible. Esa obra puede estar en cualquier lugar sin ningún problema.

-¿Quiere decir que si se respeta la obra no habrá problema?

-En zonas como Llamaquique o el Campo San Francisco no veo ni el césped pisado. Los juegos se realizan en las zonas habilitadas para ello. Encima de la escultura no hay ningún caramelo para que los niños vayan en tropel a buscarlo. Deberíamos ser serios de una vez y dejar de marear la perdiz.

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