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Cáncer de recto, un camino más corto

Una técnica recién estrenada en el HUCA permite operar los tumores de la zona más cercana al ano sin poner una bolsa definitiva al paciente

Herminio Sánchez Farpón, ante una imagen que representa la nueva técnica quirúrgica. JULIÁN RUS

El secreto del éxito consiste en operar el cáncer de recto desde el ano, y no desde el abdomen. Esta estrategia de proximidad, que en apariencia parece de puro sentido común, no era tan sencilla de llevar a la práctica, y de hecho no comenzó a emplearse hasta hace muy poco tiempo. En la actualidad, están publicados unos 700 casos en todo el mundo. El servicio de Cirugía General del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) ha estrenado esta técnica esta misma semana. "Los resultados son muy buenos. La mayor ventaja es que permite quitar los tumores de la zona más cercana al ano sin necesidad de quitar el ano y de poner una bolsa", explica Herminio Sánchez Farpón, coordinador de la unidad de cirugía de colon y recto del complejo sanitario ovetense. El HUCA opera cada año alrededor de 70 tumores de recto.

El recto es el último tramo del tubo digestivo, y el ano constituye su salida al exterior. Los tumores de esta zona son los más frecuentes dentro del conjunto de los cánceres colorrectales. "La cirugía de estos tumores se ha beneficiado de varios avances quirúrgicos en las últimas décadas", señala Herminio Sánchez. "La mayoría se resuelven sólo operando, o con cirugía precedida de radioterapia o quimioterapia", agrega.

El cirujano del Central señala que, antaño, en este tipo de intervenciones era muy frecuente quitar el ano y dejar la bolsa, una solución denominada colostomía. Con este procedimiento quirúrgico, en el que se saca un extremo del intestino grueso a través de una abertura realizada en la pared abdominal, las heces salen a una bolsa adherida al abdomen. "Había un porcentaje elevado de colostomías porque carecíamos de técnicas quirúrgicas más adecuadas", relata el doctor Sánchez Farpón. En su día, la laparoscopia supuso un gran avance, porque la cámara que emplea permite ver el recto y su entorno con mucha más precisión.

El cometido de los cirujanos consiste en resecar el tumor y limpiar de forma meticulosa todas las zonas contiguas para evitar posteriores recurrencias. Ésa es la causa de que el problema no estuviera resuelto, y la dificultad tenía una base anatómica: "La cuestión es que la pelvis es como un embudo, muy estrecha, sobre todo en los hombres. Dentro está el recto, con grasa alrededor, y el tumor puede difundirse hacia la grasa".

El problema estribaba en que, operando desde arriba, desde el abdomen, el espacio llegaba a constreñirse muchísimo y el manejo -la resección del área tumoral y la limpieza del entorno- se complicaba. La consecuencia era que había pacientes en los que, pese al avance que supuso la laparoscopia, "seguía sin ser posible evitar la amputación del ano".

El avance más reciente se basa en abordar la intervención no desde arriba, desde el abdomen, sino desde la zona inferior, entrando por el propio ano. "Se emplea un dispositivo especial que permite realizar un abordaje laparoscópico transanal. Lo que se hace es empezar a disecar el tumor desde abajo. De este modo, la visión es mucho mejor, extirpas el tumor con más perfección y la limpieza también resulta más sencilla, con lo cual es menos frecuente que el cáncer reaparezca", indica el doctor Sánchez Farpón.

Este procedimiento se denomina resección transanal del recto con estirpación completa del mesorrecto (Tatme). "Se hace en pocos hospitales, que manejan un volumen de casos apreciable, y requiere cierto entrenamiento", subraya el cirujano, quien destaca el apoyo que han dado al proyecto tanto la dirección del HUCA como la jefatura del servicio de cirugía general.

Aun representando un notable avance, esta técnica no es la panacea. El principal hándicap consiste en que, al realizarse en una zona muy cercana al ano tanto la extirpación del tumor como la posterior sutura de los extremos del recto, "a veces puede quedar un cierto nivel de incontinencia". Sin embargo, "tenemos constatado que los pacientes prefieren sufrir este inconveniente, cuyas repercusiones suelen ser menores, que saberse atados de por vida a la bolsa". En ocasiones, se recurre a una bolsa provisional.

Ahora falta un paso para rematar la faena. "Estamos pendientes de contar con una óptica de 3D para realizar el abordaje transanal con mayor calidad. Además, permitirá que trabajemos dos equipos de forma simultánea, uno que entra por el ano y el otro por el abdomen, y de esta manera avanza cada uno por su cuenta hasta que se encuentran. Así se reduce el tiempo quirúrgico de forma considerable", señala Herminio Sánchez.

En adelante, el HUCA empleará este procedimiento en unos 15 o 20 pacientes al año. "La técnica está principalmente indicada para tumores cercanos al ano, pacientes obesos y varones con la pelvis muy estrecha", asevera el cirujano ovetense.

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