"Nos tratabas de usted y andábamos como velas". José Ramón Argüelles exponía su dilatada carrera en el colegio de la Inmaculada, que comenzó en 1976 y se alargó durante 24 años, cuando fue interrumpido por dos de sus antiguas alumnas: Mercedes Oneca y Marta Pedregal se fundieron con su antiguo profesor en una conversación cargada de anécdotas que le hizo perder el hilo. "Si venimos tantos años después, será por algo", destacaron ellas, en la Plaza de Trascorrales antes de disfrutar un ágape, alabando la calidad humana y educativa del centro. "Cuando yo empecé a dar clases la actual directora era alumna", rememoró él. Esa tónica, la del recuerdo y la sonrisa, fue ayer la dominante en la tarde que marcó el inicio de las celebraciones del 75.º aniversario de La Inmaculada.

La fiesta empezó en la Catedral, donde el arzobispo Jesús Sanz Montes ofició una ceremonia en la que cantaron el coro del centro y la soprano y exalumna Paula Lueje. También viejos conocidos de las aulas se encargaron de poner la música. Los hermanos Álvaro y Jaime Álvarez, de 21 y 17 años, se encargaron de tocar la gaita: "Vamos a todos los eventos del colegio que podemos, fue una parte muy importante de nuestro crecimiento".

Y la jornada continuó con un ágape en Trascorrales con "muchos conocidos y muchas historias que recordar", señaló María Carmen Conde, directora del colegio, "sorprendida" por la elevada asistencia. Entre quienes disfrutaban de un pincho se encontraba la superiora de la comunidad, Silvina García. "Somos como una gran familia", destacó. Una que persigue "dar cariño y hacer fácil el camino a los demás" y que ayer desbordó las aulas. También las fronteras. Desde Polonia llegó la misionera Yolanda Hernik, miembro del gobierno provincial de Europa de las Claretianas, encargada de supervisar las obras de la orden en el viejo continente. Era su primera visita. "Me emocionó ver como se lleva la obra escolar a pesar de que dirección es seglar", destacó.

Blanca García, estudia 4º de ESO y Lucía Velasco, de 3º, también participaron de la fiesta. En dos años saldrán del colegio, que cuenta con 810 alumnos de Infantil, Primaria y Secundaria y aseguran que lo echarán de menos: "Es muy divertido, los profesores son súper majos y hacen lo imposible para que mejoremos".