No fue un hallazgo aislado. El entorno de la iglesia prerrománica de San Julián de los Prados parece haberse convertido en un escenario habitual de rituales de santería y otras celebraciones que dejan restos extraños en los alrededores del templo. Al gallo decapitado que los vecinos descubrieron en la mañana del pasado viernes hay que sumar el hallazgo, unos días antes, de una especie de candelabros rematados con unos gallos y manchados de sangre. Una mujer que paseaba temprano por la zona se encontró con los objetos, la policía tardó en pasar a recogerlos y los dos extraños utensilios se convirtieron en una atracción más para las personas que a esa hora visitaban la iglesia.

Unos quince días antes, junto a la verja que da acceso a la entrada, apareció una servilleta de papel que envolvía varios huevos. En algunas ocasiones, en el exterior del ábside norte han sido halladas unas velas. Para llegar hasta allí se necesita una escalera, pero en la zona no hay ningún rastro de un utensilio así.

Los hallazgos comenzaron hace unos meses. En el entorno de la iglesia de Santullano están instaladas varias cámaras para proteger la joya prerrománica. Los vecinos de la zona han reclamado que se visionen las imágenes para dar con los autores de unos hechos que han roto la calma del barrio de Teatinos. Se trata de un sector de la ciudad en el que reside una amplia colonia de origen latinoamericano, hecho que -a la vista de determinadas costumbres arraigadas en áreas de estos países- algunos observadores viculan con estos hallazgos.

Los residentes del entorno de San Julián de los Prados (o Santullano) reclaman que a las medidas de protección que se han puesto en marcha, y otras que se estudian, con el objetivo de proteger al monumento de los daños que pueda causarle la multitud de vehículos que circula por el tramo de la autopista "Y" que sirve de entrada a y salida de Oviedo, se sumen acciones preventivas de la acción directamente humana.

No es la primera vez que aparecen en la ciudad restos de rituales de santería. En realidad, este tipo de prácticas han proliferado en los últimos años por toda Asturias. Los que practican ceremonias de esta naturaleza tienden a repetir la ubicación y buscan lugares con algún significado especial, como la playa de Estaño de Gijón, donde hace tres años se sucedieron varios casos con aves de corral decapitadas.