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"Deja un ejemplo para todos los ópticos", dicen los compañeros de Guillermo Quesada

"No hay quien pueda hablar mal de él", aseguran los amigos del empresario en su funeral en la basílica de San Juan

"Deja un ejemplo para todos los ópticos", dicen los compañeros de Guillermo Quesada

"Ha sido un referente para toda la profesión. Un hombre responsable que estuvo siempre al pie del cañón en sus negocios". Guillermo Quesada, fallecido el pasado miércoles a los 87 años, dueño de Ópticas Quesada, era el último representante de la primera generación de ópticos de Oviedo. Su familia y sus amigos acudieron ayer a la Basílica de San Juan el Real para arropar a su viuda María Celsa Alonso y a sus hijos, como hicieron también muchos compañeros de profesión. Estos últimos se deshicieron en elogios. "Su generación peleó mucho. Si hoy existe el Grado de Óptica y Optometría es gracias a ellos", destacó María José Prado, presidenta del Colegio de Ópticos-Optometristas de Asturias.

Destacó de Guillermo Quesada, un tesón que "ha puesto el listón muy alto, deja un ejemplo para todos nosotros". Y también su calidad humana: "No hay nadie que pueda hablar mal de él". De ahí que los bancos se llenasen durante un funeral que se celebró en su templo de referencia. "Esta siempre fue la parroquia de Guillermo", destacó el párroco de San Juan, Javier Suárez, durante la misa. "Todos los días, a las nueve ocupaba el mismo sitio, en el mismo banco". Así que cuando faltó, "le eché de menos. Pregunté y me dijeron que estaba enfermo". Desde ese momento fue incluido en las plegarias de la iglesia que ayer le despidió.

Entre quienes acudieron a despedirle abundaron las muestras de cariño, agradecidas por la familia. "Era un hombre muy querido", dijo su hijo Eduardo Quesada, presidente del Rotary Club de Oviedo y su sucesor en el negocio. Acudieron también muchos miembros del PSOE local, encabezados por el alcalde, Wenceslao López. Guillermo era el padre de Ramón Quesada, fallecido en 2011, que llegó a disputar la secretaria general de los socialistas ovetenses a Alfredo Carreño y estaba casado con Marisa Ponga, actual concejala de Atención a las Personas e Igualdad.

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