El salón de actos del Colegio de Abogados de Oviedo aplaudía rendido a Antonio Fernández-Mijares, al que la Agrupación de Abogados Jóvenes concedió ayer el título póstumo de agrupado de honor, cuando María José Moreno se levantó para tomar la palabra. "Mi hijo estaría encantado de recibir este reconocimiento", destacó emocionada. "Este homenaje alivia mucho el dolor de la familia", añadió después, agradecida ante el cariño que demostraron los familiares, compañeros y amigos que ayer acudieron a recordar a Antonio Fernández-Mijares, fallecido hace dos años.

"Quienes le conocieron saben que fue un gran compañero y, sobre todo, un amigo. Sobran las razones para otorgarle este reconocimiento", dijo la presidenta de la Agrupación de Jóvenes Abogados, María López-Castro. Reconoció la labor del homenajeado como impulsor de la asociación que dirige y destacó tanto su profesionalidad como su carácter: "Demostró lo buen jurista y lo buena persona que era. Nunca dejó que decayera el ánimo de ninguno de nosotros". Aseguró a continuación que la figura de Antonio Fernández-Mijares, que fue consejero del Real Oviedo y pertenece a una reconocida familia de letrados en Oviedo, "está siempre muy presente en nuestro recuerdo todos y cada uno de los días".

Tomó después la palabra Ignacio Cuesta, decano del Colegio Abogados, para destacar el apoyo "entusiasta" de la institución al reconocimiento. Resaltó que el homenajeado, que tenía 29 años cuando murió y fue "un extraordinario compañero y amigo", "estará disfrutando, donde quiera que esté, de todos los compañeros y amigos que habéis tenido la deferencia de acompañarnos". Cuando terminaron los elogios, Ramón Fernández-Mijares, padre del protagonista, recogió una escultura conmemorativa realizada por el artista ovetense Kiko Urrusti. La obra está inspirada en "el amor, la amistad y el compañerismo" y quedará expuesta en la sede del Colegio. La familia recibió, además, un certificado de la distinción concedida.

Una vez María José Moreno terminó de agradecer las muestras de cariño a un patio de butacas en el que no se pudieron contener las lágrimas, el acto se mudó al recibidor del Colegio de Abogados. Fue allí donde se sucedieron las anécdotas y todos los presentes brindaron por Antonio Fernández-Mijares y su recuerdo.