Álvaro Díaz Huici (Gijón, 1958), fundador de la editorial Trea, se declara desmoralizado cuando se le pregunta por su colección de poesía y por los libros en general. "Hay una crisis profunda de lectura", afirma. "La civilización está cambiando. El de editor es un oficio noble y estoy orgulloso de ejercerlo, pero tengo la sensación de que estamos administrando nuestra propia decadencia".

Pero, al mismo tiempo, Huici no cesa de idear y presentar nuevos proyectos. Y no puede evitar leer las seis u ocho propuestas de poemarios que recibe cada mes. "Me gusta la poesía, es lo que más me satisface como editor. Se escribe mucha, leo todos los originales que me envían y procuro contestar a todo el mundo, aunque sea para decir que no".

Licenciado en Filosofía y Letras y poeta, Huici comenzó a editar poesía en 1978, con la colección AEDA. Tras varios periplos en el mundo de la edición, fundó Trea en 1991 y la colección poética en 2005. Ha publicado, hasta el momento, alrededor de ochenta títulos, veinte de ellos de poetas asturianos o residentes en el Principado, y se ha convertido en una referencia en el sector. Trece de estos últimos autores participan todos los martes de este mes de marzo en el "Encuentro con los poetas asturianos", en la Librería Cervantes de Oviedo, coordinados por el también poeta, crítico y profesor de la Universidad de Oviedo José Luis García Martín. Una oportunidad para escuchar a los poetas hablar de sus inicios y también leyendo sus versos.

¿Cómo se hace un poeta? ¿Qué impulsa a escribir el primer verso? ¿Quiénes son los maestros de referencia'? Son algunas preguntas a las que están respondiendo los participantes: Francisco Álvarez Velasco (Cimanes del Tejar, León, 1940), Vanessa Gutiérrez (Urbies, Mieres, 1980), José Luis Argüelles (Mieres, 1960), Ricardo Labra (Langreo, 1958), Melquiades Álvarez (Gijón, 1956), César Iglesias (Mieres, 1961), José María Castrillón (Avilés, 1966), Antón García (Tuña, 1960), Moisés González (Langreo, 1966), Rosario Neira (Oviedo, 1973), Juan Carlos Gea (Albacete, 1964), Luis Muñiz (Caborana, 1964) y Esther Prieto (Arenas de Cabrales, 1960). "Es una muestra amplia de poetas que son también un muestrario de lo que se escribe en España", afirma García Martín. En el grupo, añade, "se ven los mismos enfrentamientos y tensiones que en el resto de la poesía española".

En los años 60, en plena dictadura franquista, el poeta Francisco Álvarez Velasco (Cimanes del Tejar, León, 1940), catedrático de Literatura y creador de la página web "Portal de poesía", tenía muy difícil encontrar lugares donde expresarse con libertad. "Empecé a escribir empujado por la filosofía, una filosofía de militante", afirma. Sus poetas de cabecera eran César Vallejo, Antonio Machado, Blas de Otero y Gabriel Celaya, y una de las primeras revistas en las que publicó "Claraboya". La suya era una poesía comprometida que se tradujo en un primer poemario "Tiempo de maldición" (Taranto, 1979), un libro que él mismo define como "lleno de rabia".

Antón García (Tuña, 1960) llegó a la poesía un poco por casualidad. Tenía 15 años y era alumno en el Instituto de Salas. Un día apareció en clase Luis Cochón, un profesor que venía a hacer una sustitución en la asignatura de Literatura. "En lugar de seguir el programa nos dio una clase magistral excepcional, leyendo un soneto de Garcilaso. Por primera vez entendí cómo funcionaba un poema, hasta tal punto que, a la vuelta a casa, escribí mi primer poema, un soneto". Antón García, también editor en Saltadera, y crítico, publicó "Estoríu", su primer poemario, en 1984.

Los profesores, como las revistas literarias, fueron fundamentales en los inicios de la mayoría de estos poetas. José Luis Argüelles empezó a escribir a los doce años y tuvo la suerte de hacer el bachillerato en el Instituto Bernaldo de Quirós, con una docente como Carmen Castañón, todo un referente. "Mi forma de escribir cambió cuando, con 15 años, descubrí a Cernuda. Junto a Pessoa y Jaime Gil de Biedma, los tres poetas marcaron mi juventud", afirma. Argüelles, periodista de LA NUEVA ESPAÑA, que no publicó su primer poemario "Cuelmo de sombras" hasta 1988. Es autor de una antología de referencia en la literatura en lengua asturiana, "Toma de tierra", en edición bilingüe, que incluye la obra de treinta y ocho poetas.

En El Entrego, a donde Vanessa Gutiérrez (Urbies, Mieres, 1980) llegó con seis años, había una librería pequeña y, de nuevo, buenos profesores. La autora de "Onde seca l'agua" (Trabe, 2003) comenzó a sentirse poeta tras participar en unos talleres de escritura y relacionarse con "un montón de gente que escribía en asturiano", su lengua materna. El homenaje que se tributó en Oviedo, en 1997, a la Generación del 50 fue para ella "un verdadero descubrimiento". La llegada de internet y el estallido de la poesía en las redes sociales "provocó en mí la dispersión".

En el caso de Ricardo Labra, su maestro literario fue el pediatra y escritor Eugenio Torrecilla, nacido en El Entrego. Lector apasionado y profundo conocedor de la literatura francesa, supo guiar con sabiduría una trayectoria, la de Labra, estrechamente vinculada a la revista "Luna de abajo" y al nombre de Ángel González, como símbolo de la Generación del 50, que la publicación reivindicaba.

"Nunca dejas de escribir, aunque durante muchos años fui un escritor clandestino", asegura César Iglesias, compañero literario y universitario de Álvaro Huici en aquellos años finales de la década de los 70. Periodista, vinculado durante muchos años a la redacción de LA NUEVA ESPAÑA, Iglesias publicó su primer poemario, "Lengua del duelo" el año pasado. "Ahora ya tengo otro escrito", señala.

El pintor Melquiades Álvarez siempre ha escrito sus propias reflexiones en los catálogos de sus exposiciones. En 2015 publicó su primer poemario "La vida quieta", una recopilación de quince años de poemas, ilustrados por él mismo con bellísimos dibujos. En su caso, como explica, su acercamiento a la poesía es un complemento a su actividad plástica. "Si tengo algo de poeta, pienso que está en mi lado plástico".

"No se puede hablar de mediocridad poética en Asturias, todos estos poetas que edité y otros más reflejan la calidad y la potencia de la poesía que se hace en Asturias y que responde a la misma heterogeneidad y variedad que la que se hace a nivel nacional e internacional", indica Huici. Y añade: "El del libro de poesía es un mercado muy minoritario, se edita por razones que tienen poco que ver con la economía, las tiradas de mil ejemplares de antes son ahora de quinientos, en el mejor de los casos, y lo habitual es que sean de mucho menos", señala.

La crisis económica ha sido letal, "lo hemos pasado francamente mal", dice, pero para este editor, que fue Premio Nacional a la Labor Editorial en 2014, lo peor "es la crisis profunda de lectura en esos formatos". La facturación en estos años bajó un 50 por ciento, Trea redujo el número de empleos a siete, la mitad de los que tenía, y la publicación de novedades anuales pasó de ochenta a cincuenta. "La masa de lectores está desapareciendo hacia el ocio digital, que resta tiempo y esfuerzo a la lectura del libro. Y no sólo es un fenómeno juvenil, ha abducido a gente de nuestra generación, que se han dejado llevar por estos hábitos".

Internet y las redes sociales son ahora el gran escenario de la poesía. Mario Vega (Oviedo, 1992), poeta joven presente en los Encuentros, lo decía: "Prácticamente toda la poesía que he leído en papel ha sido después de haberla encontrado en internet".