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IES Leopoldo Alas Clarín

Al instituto, como en familia

El Leopoldo Alas Clarín fomenta la convivencia entre el alumnado, con un trato cercano con los padres y programas de integración para extranjeros

Silvia Rodríguez, Elsa Martín, Inés Prado, Ana González y Lydia Suárez, en el instituto.

"El instituto está totalmente integrado en el barrio". El ambiente que se respira en el Leopoldo Alas Clarín, centro de ESO, Bachillerato y Formación Profesional de referencia para la zona de San Lázaro y Otero es cercano y "familiar". Pilar Montero, la directora del instituto, conoce a cada uno de sus alumnos y se dirige a ellos por su nombre cuando se los encuentra por los patios o los pasillos.

Cuando sale a pasear o a comprar por las inmediaciones, no es raro que Montero se encuentre con el padre de algún alumno y que la conversación derive hacia los avances del chaval. "Hacemos todo lo posible por atender a las familias. Nosotros confiamos en ellas y ellas en nosotros", afirma. El propósito del centro es, según explica, que los progenitores puedan realizar un "seguimiento de sus hijos casi día por día".

Hay poco de lo que preocuparse, por lo que cuenta la directora del instituto, tanto si los estudiantes se están preparando para los estudios universitarios como si acuden a las clases de Formación Profesional. Más del 95 por ciento del alumnado supera la prueba de acceso a la universidad y el ciclo de Cocina y Restauración es una apuesta segura para quienes buscan un trabajo en el sector de la hostelería; el Leopoldo Alas Clarín es el único centro de Oviedo que lo imparte y casi el cien por cien de los titulados están trabajando.

Pilar Montero está orgullosa del valor que dan las empresas a la formación que imparte el instituto de San Lázaro y Otero. "La mayoría de los alumnos encuentra un puesto en el mismo lugar en el que hace las prácticas", asegura.

En la cocina en la que aprenden a cocinar los alumnos de Formación Profesional, el profesor Rubén Díaz explicaba esta misma semana, durante una de las jornadas lectivas, que los alumnos están trabajando "en la preelaboración y conservación de alimentos". Otra de las cosas que aprenden los chavales es la importancia del orden, en unas instalaciones que lucen impolutas: "La limpieza es muy importante".

En las aulas y los espacios comunes del instituto, según Pilar Montero, "la convivencia es muy buena". Desde la dirección se ha impulsado un programa de integración que facilita que los alumnos que proceden de otros países se involucren en las distintas actividades y que su adaptación sea lo más rápida posible.

Se fomenta el respeto y el cuidado y del éxito del profesorado en ese sentido habla el buen estado de las instalaciones. "Cuando hacemos jornadas de puertas abiertas a la gente le llama mucho la atención la conservación del edificio, sin ningún destrozo ni pintada en el interior, y eso es consecuencia del buen ambiente que impulsamos", según Montero.

La directora lleva 31 años en el Leopoldo Alas Clarín y ha sido testigo del traslado desde el edificio anterior, que el instituto ocupó desde los años 70, hasta que hace 14 años comenzaron las clases en el edificio actual.

Ha observado la evolución del alumnado y del barrio. "Todo ha cambiado mucho", explica y cuenta que "por aquel entonces, si había ordenadores, no los conocíamos y ahora hemos pasado de las clases magistrales a las actuales, en las que el libro de texto apenas se utiliza".

En el Leopoldo Alas Clarín no solo se aprende durante las clases. Dentro de su programa de educación para la salud, con el que se potencia una buena alimentación y otros hábitos saludables, se organizan los "recreos activos". "Las seis horas de pupitre son muy duras", explica Óscar García, profesor de Educación Física. Así que durante el descanso programan actividades de ocio que permite a los alumnos descargar su energía.

El buen ambiente reina también entre los alumnos de 3º de ESO que trabajan en el aula de Tecnología. En ella Adrián Aguado, Paz González y Lydia Areces están enfrascados estos días en una maquinaria que "funciona básicamente con poleas".

La lectura, asimismo, es otro de los puntales del centro. Varios profesores trabajan con el proyecto "Leonautas", que incluye charlas y coloquios y que se utilizó como recurso decorativo durante las pasadas navidades. Los alumnos que participan en él elaboraron bolas para el árbol de Navidad que llevaban en su interior un resumen del contenido de las obras que habían leído.

Entre los antiguos estudiantes ilustres del centro se encuentra Fernando Alonso, cuyo nombre luce el polideportivo de las instalaciones educativas. En uno de los pasillos, asimismo, luce un cuadro con unos guantes que el piloto ovetense regaló al centro "cuando entró en la Fórmula 1, antes de hacerse famoso".

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