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La bisabuela de Oviedo cumple 109 años

Cándida Iglesias, una de las mujeres más longevas de la región, aún recuerda el tiempo en el que estaba al frente de su quesería en el Fontán

Pelayo Fernández García abraza a su bisabuela Cándida Iglesias Valdés en su domicilio de Oviedo. ANA PAZ PAREDES

"¿Está muy frío fuera, verdad?", pregunta Cándida Iglesias Valdés. El pasado 19 de abril cumplió 109 años en Oviedo, donde nació y donde vive. Junto a ella está uno de sus ocho bisnietos, Pelayo Fernández García. En la casa también está su nieta, Carmen García Fernández, y el abuelo materno de Pelayo, Manuel Celso García. Representan cuatro generaciones, aunque para celebrar el cumpleaños de la "abuela de Oviedo", volvieron a reunirse todos los miembros de la familia.

La memoria de Cana, como cariñosamente la llaman en casa, no está tan fresca como hace dos años, cuando cumplió los 107, tal y como recuerda el propio Pelayo. Sin embargo poco a poco va desgranando ella, en retazos sueltos, pedazos de su historia y de su vida, recordando a su madre cuando iba a vender pollos o bien cuando, siendo ella niña, llevaba la comida a su padre. "Fuimos ocho hermanos. Mis padres se llamaban Pedro y María. Vinimos a vivir a la Calleja la Ciega, eran casinas con huertos, todo muy diferente a hoy, vivíamos muy contentos. Yo iba a llevarle la comida a mi padre, que trabaja como carpintero en un taller de la calle Gascona", recuerda Cana.

Junto a ella su bisnieto le va a ayudando a refrescar la memoria aunque hay detalles de su vida que recuerda con singular precisión. "Yo me casé en la Corte. Mi marido, Amador, regentaba una peluquería en la plaza del Riego. Trabajaba con su padre". Los recuerdos alegres y los tristes se van mezclando en una conversación en un rincón luminoso de su hogar, donde la luz del sol entra caldeando el ambiente. Sin embargo, Cana vuelve a preguntar de nuevo si hace frío fuera. Vivió, como tanta gente de su generación, la Guerra Civil, recordando aún cómo salió de Oviedo huyendo junto a su marido y sus dos hijas, Carmen y Luisa, en un autobús por el Escamplero para llegar, finalmente, a La Bañeza, en León, donde vio finalizar el conflicto bélico en casa de unos familiares de su suegro. Su hija Luisa falleció siendo una niña y fue Carmen (fallecida en 2011), casada con Manuel Celso García, quien le daría siete nietos, mientras que sus bisnietos son ya ocho; el mayor, Pelayo.

Su tiempo en el Fontán está también muy presente en la conversación. Recuerda sus años al frente de su famosa quesería Cándida, así como cuando ayudaba a su madre y a la clientela que allí acudía en un ambiente que difiere mucho al actual, en el que la calle Fierro, por ejemplo, se aromaba con los cacahuetes que se tostaban en Casa Floro o llegaba al amanecer, de los pueblos de alrededor de Oviedo, la gente a vender sus productos del campo en la plaza los jueves y los sábados.

De entonces a hoy, contemplado a la luz de más de un siglo, la ciudad, dice, cambió muchísimo.

Como bien refería su nieto en un entrañable escrito publicado en este diario hace dos años, "Cana hizo la primera comunión el año que acabó la Primera Guerra Mundial. Conoció tres reyes, una República, sobrevivió a una guerra y una posguerra, y rezó bajo los auspicios de diez papas".

El pasado 19 de abril cumplió 109 años siendo, posiblemente, la mujer más longeva de toda la región.

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