Las familias del colegio de Soto de Trubia, que cierra a final de este curso y cuyos alumnos pasan al cercano centro de El Villar, han recibido el compromiso de que las instalaciones se reformarán y utilizarán para abrir una escuela para niños de hasta 3 años. Pero no se fían. Temen que si el colegio cierra y las obras de la guardería no llegan, no vuelva a haber actividad educativa en el pueblo. "Si echan el pestillo, se acabó, no lo van a volver a abrir", señaló ayer Marcos Alía, uno de los portavoces de las familias. Lo hizo frente a la propia escuela, tras volver de una reunión con dirigentes de la Consejería de Educación que les aseguraron que, una vez las instalaciones se vacíen, se iniciarán las obras para abrir la escuela infantil, un proyecto que cuenta con el acuerdo del Principado y el Ayuntamiento de Oviedo.

Por eso, para obtener más garantías, los padres quieren reunirse con la concejala de Educación, Mercedes González, y recibir así la doble confirmación de que el centro para menores de 3 años, que la edil pretende tener abierto para el inicio del curso 2018, es una realidad. El cierre en Soto de Trubia obliga a las familias a adaptarse a la jornada partida de El Villa, cuando ellos venían ya de una modelo continuo. "En la consejería nos han dicho que tratarán de que el autobús que lleva a los niños de Godos (situado muy cerca de Soto de Trubia) a La Ería -donde hay jornada continua- lo puedan usar también nuestros niños", apuntó Alfredo Tristán, uno de los padres.

"No quiero que me obliguen a dejar a los críos por la tarde, prefiero tenerlos en casa a la hora de comer", añadió Nieves Horcajo, que tiene un hijo en el colegio y este año se ha quedado sin matricular a otro. Las familias asumen perder el centro de Infantil y Primera a cambio de una escuela infantil y valora las opciones que ha recibido de las administraciones pero no se quedarán tranquilos hasta que comprueben que "no queda todo en palabras".