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Dos años de la toma de posesión del nuevo equipo de gobierno

El sábado eterno que cambió de alcalde

LA NUEVA ESPAÑA reconstruye las horas previas a la investidura de hace dos años que dio paso al tripartito

El teléfono de Wenceslao López volvió a sonar una vez más aquella mañana:

-Si no obedeces el acuerdo, te puedes dar por fuera del partido.

No habían salido bien las cosas en la reunión del comité autonómico de la Federación socialista asturiana el día anterior. En La Gruta, la FSA había decidido que él fuera el candidato a la alcaldía y se había descartado un hipotético apoyo a la segunda lista más votada, la de Somos. Los socialistas vinculaban la situación de Oviedo a la de Gijón, donde la marca local de Podemos no iba a apoyar al PSOE. De nada valían los acuerdos a los que a lo largo de toda la semana habían llegado en Oviedo las tres fuerzas de izquierda, con un acuerdo de mínimos para dar el bastón de mando a Ana Taboada.

El mandato de la FSA de la tarde del viernes había llevado las cosas a un horizonte de incertidumbre tan lejano que López, el coordinador de IU en Oviedo en aquel momento, Alejandro Suárez, y las cabezas visibles de Somos, Ana Taboada y Rubén Rosón, dedicaron la mayor parte de la mañana del sábado en explorar todo tipo de soluciones. Sobre el guión previsto, al menos dos concejales del PSOE iban a acatar el mandato de la FSA y no votarían a Taboada. Cerca de la sede que Podemos tenía entonces junto al campus del Milán, hubo un último intento, fallido, de sumar a Ciudadanos a la estrategia. El secretario general de Podemos Asturies, Daniel Ripa, recuerda la desesperación del momento: "Si hubiera tenido el teléfono de Albert Rivera lo hubiera llamado allí mismo".

Las siguientes reuniones fueron en la casa del pueblo, en la sede de la Agrupación Municipal Socialistas de Oviedo (la AMSO). Suárez, López, Rosón y Taboada pusieron todas las cartas boca arriba, las barajaron, repartieron, cortaron pero salieron de allí sin ninguna certeza. Se habló incluso de repartirse por turnos la alcaldía, pero no se llegó a ningún acuerdo. Los de Podemos salieron muy enfadados. Wenceslao López se fue a casa a comer y le entró la llamada de la FSA. "Cuando las cosas están complicadas, lo que tienes que hacer es relajarte", debió pensar. Y aunque no lo hacía habitualmente, se echó a dormir la siesta. E incluso logró conciliar algunos minutos de sueño.

Ana Taboada había pasado por una asamblea de Podemos, de nuevo en el Milán, donde se habían vuelto a analizar las posibilidades y en la que se puso encima de la mesa otra vez, era una posibilidad de la que se había hablado a lo largo de la semana, votar a Wenceslao López como alcalde para evitar que el PP, la lista más votada, retuviera la alcaldía. Pero fue de regreso a su casa y dándole vueltas con su compañero, el ex concejal de IU Celso Miranda, cuando la candidata de Somos tuvo claro que la única opción era entregarle el bastón a los socialistas.

El Pleno se había fijado a las siete de la tarde, y el de Gijón se celebraba a las seis. Daniel Ripa y el portavoz de Podemos en la Junta, Emilio León, todavía se desplazaron a hacer un nuevo intento con los de Xixón Sí Puede, pero allí la asamblea había hablado y no hubo vuelta de hoja.

Mientras, en Oviedo, los concejales de Somos se habían citado a las seis y media en el bar Prida, en el Fontán, a pocos metros del Ayuntamiento. Allí, en el piso de arriba, Ana Taboada y Rubén Rosón expusieron al resto de concejales la estrategia. Había que votar a Wenceslao si querían asegurar un cambio de Gobierno en Oviedo. Se discutió y se aprobó. Taboada recordó que las bases habían pedido presentar la candidatura y que se sentía obligada a hacerlo. "Era una cuestión de lealtad", cuenta ahora, "pero creí, además, que era mejor hacerlo así para mantener la tensión hasta el final y que el PP no supiera la jugada".

El candidato popular, Agustín Iglesias Caunedo, no las tenía, ni mucho menos, todas consigo. Aquella misma semana había explicado en el partido que había tres opciones: Taboada alcaldesa, Wenceslao alcalde o que los tres grupos no se pusieran de acuerdo y él pudiera seguir al frente del Ayuntamiento. Es lo mismo que les volvió a decir a sus concejales, poco antes del Pleno, reunidos en la sala roja, la de las comisiones y de las juntas de Gobierno del edificio consistorial.

En la plaza, la multitud se iba arremolinando. Wenceslao López cruzó rápido entre la gente y se topó de bruces con Tati.

-Papá, que dicen que te van a votar.

"Había rumores de todo tipo en ese momento, y pesar de ser mi hija, lo tomé con pinzas". Siguió hasta los grupos municipales y se reunió con el resto de concejales. Con la espada del mandato de la FSA encima de la cabeza, había más silencios cariacontecidos que otra cosa entre los socialistas. Cuando llegaron al salón de plenos, Wenceslao López se fue hasta la mesa presidencial -le tocaba conducir la sesión por ser el edil de más edad- y miró la hora en el móvil. "Siete menos cinco, todavía hay tiempo para que ocurran cosas".

Los socialistas todavía no sabían nada porque el secretario de organización del PSOE en Oviedo, Iván Piñuela, no había visto las llamadas de Rosón ni había interpretado un gesto que le hizo al entrar en el salón de plenos. Fue Taboada, tratando de despistar a periodistas y vecinos, la que pasó por cerca de Wenceslao y le susurró: "vamos a apoyarte como alcalde". López resopló.

La corbata, que le había parecía una soga durante la última hora, dejó de apretarle. Se acercó al concejal de IU, Roberto Sánchez Ramos, y se lo chivó. Rivi recordó a Amanda y en su cabeza resonó Víctor Jara. La vida es eterna en cinco minutos y de un plumazo tachó el nombre de Taboada de sus papeles y puso el del candidato socialista.

Con la sesión iniciada, todavía hubo lugar para la incertidumbre. Sánchez Ramos estropeó la sorpresa a Taboada cuando dijo que iban a votar a Wenceslao. Pero Taboada volvió a introducir el suspense cuando no habló de su voto y reiteró que se presentaría para ser alcaldesa. La constatación definitiva del cambio llegó en la ronda de votaciones, cuando el primer concejal de Somos al que le tocaba decir el nombre de su candidato, Nacho Fernández del Páramo, pronunció las palabras mágicas: "Wenceslao López".

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