Para llevar el monte Naranco, santo y seña de la ciudad de Oviedo, a su máxima expresión, es necesario llevar a cabo una serie de medidas que afectan tanto a su patrimonio como a su naturaleza. La conservación de los monumentos históricos y culturales o la repoblación forestal son algunas de las propuesta que se mencionaron ayer en el RIDEA en la mesa redonda destinada a abordar los retos de la zona de cara a su futuro.

El acto puso fin a un ciclo de conferencias en las que participaron Manuel Rodríguez Claverol, Tomás Emilio Díaz, Carlos Fernández Llaneza, Iván Mallada y Pedro Rodríguez, así como Ignacio Fernández del Páramo, concejal de Urbanismo y Medio Ambiente, que se sumó ayer a la mesa redonda.

La recuperación de la Ronda Norte, un proyecto rescatado en los Presupuestos Generales del Estado, fue uno de los temas que se pusieron encima de la mesa en la tarde de ayer. Carlos Fernández Llaneza, de la asociación Manos por el Naranco, aseguró que esta infraestructura "no es necesaria y supondría un hachazo para el Naranco". Llaneza también destacó la necesidad de recuperar los caminos vecinales y tomar las medidas oportunas para que no vuelvan a desaparecer.

La correcta conservación del patrimonio es otro de los escollos a salvar en el futuro. El historiador Iván Mallada destacó que el entorno de los monumentos del Prerrománico, declarados Bien de Interés Cultural, debería protegerse del tráfico y demás elementos, como los cables de alta tensión que pasan cerca. Mallada también centró su discurso en los vestigios de la Guerra Civil, en torno a los cuales propuso que se estableciera una ruta.

Repoblar los montes con especies autóctonas y "establecer un plan forestal integral" fue la propuesta del botánico Tomás Emilio Díaz en el apartado ecológico.

A lo largo de la historia, en el monte Naranco se proyectaron hoteles, funiculares y parques, propuestas que, a modo de anécdota, recordó Pedro Rodríguez Cortés, cronista oficial del Centro Asturiano.