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Así es mi cole

Aprender de salud con los amigos del barrio

Las actividades municipales de los centros sociales acogen 705 niños durante el verano | "A las familias les viene muy bien", destacan las encargadas de los distintos talleres

Un grupo de alumnos se prepara para un partido de balón prisionero en Campomanes. LUISMA MURIAS

"Venimos durante las vacaciones y hacemos actividades del programa 'Verano de salud'", explica Aitana Merodio, de 7 años, mientras fabrica en un posavasos con forma de manzana. "Esta es la semana de la fruta", añade Alejandra García, mientras se esmera en la creación de una pieza de goma eva con su compañera del colegio Santa María del Naranco. Son dos de los 25 alumnos que pasan las mañanas del verano en el centro social de Vallobín, una de las siete sedes del programa municipal de talleres infantiles organizados para fomentar la conciliación laboral y familiar. Entre el 21 de junio y el 7 de septiembre, 705 niños de entre 6 y 12 años disfrutan y aprenden con actividades de carácter lúdico y educativo y que no tienen ningún coste para las familias.

"Cuando mejor lo pasamos fue cuando hicimos sales de baño", señala Aitana Merodio. "Aquí no seguimos tanto los libros y me lo paso mejor que en el cole porque jugamos más y hacemos muchas manualidades", comenta la alumna.

"Trabajamos los hábitos de vida saludable y cada semana trabajamos un tema distinto en torno al cual programamos una serie de actividades", detallan María Pimentel y Patricia García, trabajadoras del servicio de animación cultural. Y el mismo proyecto que ellas desarrollan en Vallobín con el impulso de la concejalía de Atención, Personas e Igualdad que dirige la socialista Marisa Ponga, se lleva a cabo los centros sociales de Pumarín, el Naranco, Campomanes, Colloto, La Argañosa y El Cortijo. Los talleres comienzan a las 8.30 horas de la mañana, con una parada para un tentempié y un recreo que, en el caso de Vallobín se celebra en el parque situado frente al centro de salud. "Los viernes hacemos talleres de cocina", explican María Pimentel y Patricia García que añaden que esta es una de las actividades que más gustan a los niños, que ya han preparado ensaladas, aguacates rellenos y también tortillas francesas.

"Si llueve y no podemos salir nos vamos a una sala y nos dejan llevar el ajedrez o el parchís", añade Mateo Bueno, de nueve años, encantado con unas actividades con las que se lo pasa "genial". Durante el curso estudia en el colegio Juan Rodríguez Muñiz, de Las Campas, y en verano acompaña a él y a su hermana al centro social. "Mis padres entran a trabajar muy temprano", explica el niño. "A las familias les viene muy el servicio", comentan las trabajadoras del servicio de animación cultural. El Ayuntamiento, que también ofrece talleres en Navidad y Semana Santa, recibió 1153 solicitudes de inscripción para el verano y 448 niños quedaron en lista de espera.

"Empezamos el día con juegos libres, para que los críos aprendan a organizarse ellos solos sin que les dirijan los adultos", comenta Elisa Fernández, que se encarga de las actividades de verano en el centro social de Campomanes. Después llegan los talleres en los que la igualdad, la convivencia y la salud se abordan de forma transversal. Estas actividades se compaginan, además, con actividades como juegos tradicionales y otras actividades que se desarrollan al aire libre en el Campillín. En Campomanes, los niños comparten espacio con muchos aspirantes a Médico Interno Residente (MIR) y "hay que compaginar los estudios de unos con los juegos de los otros".

Elisa Fernández destaca también que el servicio tiene una gran demanda en la zona y que los padres comentan el valor que tienen para ellos los talleres. Y también lo demuestran con el esfuerzo que ponen en conseguir una plaza para sus hijos dentro del programa. "Cuando abrimos el periodo de inscripciones. a las seis de la mañana ya tenemos cola", comenta la animadora sociocultural que señala que gracias al programa se han forjado amistades que aún se mantienen. "Algunos llevan con nosotros ya muchos años", añade. Por eso, en el centro social de Campomanes se ha formado un grupo para alumnos de entre 12 y 17 años. Y los más veteranos asumen su papel y colaboran con las animadoras en el desarrollo de lo talleres infantiles.

Luz Yanchaliquin, que tiene 12 años y estudia en el instituto Leopoldo Alas Clarín es una de las chicas que se ha decidido a seguir pasando los veranos en el centro social. Junto a sus compañeras, elaboró un gincana por distintos puntos casco antiguo en el que los más pequeños tenían que "acertar una adivinanza o realizar bien una prueba" para cambiar de localización y avanzar en el juego. "Nos divertimos mucho", dice la alumna del colegio Gesta Milene Daniela Salazar. Reconoce que su equipo acabó la gincana en último lugar pero que aún así disfrutó mucho la actividad. "En la plaza del Paraguas tuvimos que hacer una carrera de relevos" cuenta la niña de 9 años. Como otros 704 niños pasará todo el verano en el centro social mientras sus padres trabajan. Disfrutando y aprendiendo con actividades como manualidades, cocina o juegos tradicionales.

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