"Ya hemos conseguido arreglarlo todo". El cadáver de Bamba Gueye, el senegalés afincado en Oviedo que falleció el pasado jueves tras ahogarse en la balsa de riego de la cooperativa de Grandas de Salime, para la que trabajaba recogiendo arándanos, ya ha emprendido el camino hacia su país. Los compatriotas del joven, de 38 años, lograron tras una semana de gestiones finalizar todos los trámites para que los restos mortales lleguen a Senegal. Tal y como explicó Adama Faye, uno de los senegaleses que se han implicado en la repatriación, el cuerpo salió ayer del tanatorio El Salvador en dirección a Madrid, desde donde volará hoy con destino a Dakar.

Las previsiones pasan por que llegue este noche a su destino final, donde podrá ser recogido por sus familiares, a quienes enviaba dinero desde Asturias. Atender las necesidades de sus seres queridos, de hecho, fue la razón por la que Bamba Gueye se animó a lanzarse al Atlántico para desembarcar en Canarias. Tras pasar por varias ciudades, llegó a Oviedo, donde tenía su residencia, a pesar de desplazarse con frecuencia para ejercer la venta ambulante o en busca de empleo como temporero. "Era un chico muy conocido en la ciudad. Cuando tuvo el accidente, la gente se enteró de que habíamos puesto en marcha una colecta para repatriarle y muchos se pusieron en contacto para ayudar", explicó Adama Faye, que indicó, después, que la comunidad senegalesa está "pasando un mal momento", debido al impacto que ha tenido la muerte de uno de sus miembros más populares en un accidente de trabajo, cuyas causas investigan las autoridades laborales.

"Hemos luchado mucho", señaló en senegalés en agradecimiento a todos los compatriotas que, con la ayuda de los ovetenses, han logrado recaudar el dinero y sacar adelante los trámites para que Bamba Gueye pueda descansar en su país de origen.