El casco antiguo de la capital asturiana es uno de los mayores atractivos para los turistas y ovetenses que aprovechan sus últimos días de vacaciones para dar una vuelta o tomar algo. Y más si, como sucedió ayer, las nubes hacen poco propicia la jornada de playa. La afluencia al casco viejo fue tal que algunas de sus calles estaban poco menos que intransitables por la mañana.

Los lugares más visitados fueron la Catedral, la plaza del Fontán y el mercadillo exterior, así como la zona del ayuntamiento. Además, las callejuelas que llevan al Bellas Artes y al Arqueológico eran un auténtico hervidero de gente.

"Las colas son enormes en la oficina de turismo", afirmaba un matrimonio andaluz. "Tendría que haber alguna más, por el enorme ajetreo de personas que tienen" añadieron. Sin embargo, son muchos los que piden sus mapas para luego irse guiando ellos mismos. Otros van caminando, encontrándose por "causalidad" los puntos de interés de la ciudad o, por el contrario, contratan guías turísticos.

También la hostelería ha visto un filón en el aumento de los turistas en Oviedo y ya realiza mapas gastronómicos centrados en el cachopo y la sidra.