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El vivero de empresas de la salud de La Corredoria, cantera local de científicos

Ciencia para mejorar las aulas y la vida diaria

Una docena de alumnos entra en contacto en el Vivarium con la tecnología y sus riesgos y diseñan sillas de ruedas con GPS y duchas de secado automático

Nicolás de la Vega recoge con una tableta la entrevista que su compañera Covadonga Lobo realiza a Érica Morán, que trabaja en una de las empresas del Vivarium. LUISMA MURIAS

Covadonga Lobo realiza las preguntas y Nicolás de la Vega recoge la conversación con la cámara de una tableta. Los dos forman parte de la docena de niños de entre doce y catorce años que participan en los talleres tecnológicos que Oviedo Emprende y CTIC realizan en el Vivarium, el Vivero de Empresas de Ciencias de la Salud de La Corredoria. Entre las actividades que tienen que llevar a cabo se encuentra la realización y edición de vídeos, una tarea en la que les echa un cable su entrevistada, Érica Morán. "Desarrollamos aplicaciones para profesionales sanitarios con el objetivo de ayudarles a interpretar el genoma de los pacientes", dice la empleada de una de las empresas del espacio. Una respuesta que cumple con uno de los principales propósitos de los talleres, despertar la curiosidad y la pasión por la ciencia de unos alumnos que juegan y aprenden con la robótica, la realidad virtual o la impresión 3D.

"De mayor quiero ser físico", explica a las puertas del Vivarium Daniel Corte, que tiene doce años y estudia en el instituto de La Corredoria. Ha hecho una parada para retomar fuerzas y mientras apura un tentenpié destaca que si en un futuro decide dedicarse a la investigación mucho de lo que ha aprendido en los talleres, que se celebraron entre el lunes y el jueves pasados, puede ayudarle en su carrera. "Estamos trabajando en unas gafas para ciegos que irían equipadas con un sensor de cercanías para evitar choques", indica después el alumno. Su proyecto incluye también un auricular a través del cual se informaría al usuario sobre los cruces y semáforos cercanos y un sistema de reconocimiento facial: "Para que si se cruzan con un familiar o un amigo puedan saberlo".

En el desarrollo de este tipo de actividades y empleando los dispositivos con las que el Ayuntamiento de Oviedo y el CTIC han equipado una de las salas del Vivero de Ciencias de la Salud, los niños "abordan distintas tecnologías y las aplican a su proyecto". Así lo explica Luis María Paz, de Oviedo Emprende, que señala que los talleres sirven de continuación a los campus realizados en el propio Vivarium y el Talud de la Ería. "Utilizan robótica, programación, realidad aumentada y virtual e impresión 3D", añade después mientras conduce a los niños de vuelta al espacio que les sirve de aula y en el que se sientan por grupos para avanzar en sus tareas. "Desde pequeña se me dieron muy bien las letras", dice Covadonga Lobo, que comienza este mes 2º de ESO en el colegio Santa María del Naranco. Internet, añade, abre un amplio abanico de posibilidades para la comunicación que pretende aprovechar en su futuro profesional. En los talleres tecnológicos, su grupo se esmera en el diseño de "una ducha para personas discapacitadas". El artilugio incorpora dispositivos de lavado y secado automático y el objetivo final sería incorporarlo al hogar de quienes lo necesitasen para mejorar las condiciones de sus día a día.

"Mostramos a los niños tecnologías innovadoras y los proyectos reales en los que se aplican", indica Lidia Parra, otra de las encargadas de guiar los avances de los alumnos. Indica también que en los últimos años se han multiplicado los esfuerzos para acercar a las niñas a la ciencia y la tecnología. "Son muy creativas pero no vinculan la tecnología con el desarrollo de tareas imaginativas", subraya Lidia Parra, antes de resaltar que durante el curso reciben también a escolares en el Tour Vivarium, diseñado para que los críos de sexto de Primaria entren en contacto con actividades de investigación. Y en los talleres tecnológicos se aprovecha también para "trabajar los temas relacionados con la privacidad y la seguridad" a través de debates en los que los niños ven con sus propios ojos como Internet se mueve entre esos dos extremos. De esa manera, los chicos aprenden de forma práctica a tomar precauciones en la red. Un mensaje que cala más hondo sobre el terreno y con los dispositivos en las manos que mediante charlas y presentaciones.

En el mural con vídeos y realidad aumentada que los chicos hicieron para presentar sus proyectos se encontraba también la silla de ruedas equipada con sistema GPS que idearon Iris Suárez, del instituto de La Corredoria, y su equipo: "LLevaría un botón de frenado, para que el usuario lo utilice si se encuentra un semáforo u otro escollo y ofrecería caminos alternativos si la silla no puede pasar los bordillos, por ejemplo".

El invento, además, revertiría en todos los habitantes de la ciudad en la que utilice, ya que al encontrar obstáculos enviaría la información al Ayuntamiento para que desplace a sus operarios y acometiese reformas para mejorar la movilidad. Y mientras se acercan a la tecnología en el Vivero de Ciencias de la Salud de La Corredoria, los niños reconocen que se lo pasan "muy bien". Disfrutan mientras aprenden a manejar las nuevas tecnologías y también a mantener la guardia alta para evitar problemas de seguridad y privacidad en internet. Una lección de ciencia para las aulas y la vida diaria.

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