Ramiro José Taboada Meilán y Esperanza Arrizabalaga Fernández, los "Abuelos del año" de las fiestas del Centro Asturiano de Oviedo, estaban ayer en su salsa durante el cariñoso homenaje que les brindaron el club y todos sus socios.

No era para menos. Ambos vieron crecer estas instalaciones, "desde cuando no había nada a lo que tenemos ahora, que parece un milagro. Lo que hizo su presidente, Alfredo Canteli, es increíble", comentó ayer Taboada a este periódico con una claridad y agilidad mental envidiables, poco antes de la cena en honor de este matrimonio.

Un evento, además, que por primera vez se sirvió en el edificio social, dejando a un lado la funcional pero menos acogedora carpa de otros años, lo que los comensales supieron agradecer con sus comentarios.

Ramiro José Taboada nació hace 97 años en La Habana (Cuba) y su mujer hace 90 en la localidad valdesana de Ranón. Desde el año 1949 Taboada vive en Oviedo, donde conoció a su mujer durante unas fiestas de San Mateo. "Fue lo mejor que me pudo pasar en la vida. Siempre fui un hombre de suerte", comentó entre bromas. El resultado fueron cuatro hijos, cinco nietos y dos bisnietos. Buen balance de toda una vida. Y ayer lo celebraron con alegría.

La vida de Taboada da para escribir un libro o hacer una película. De pequeño correteaba primero por los salones señoriales del Centro Gallego en La Habana colonial y después hizo lo mismo por los del Centro Asturiano de la capital cubana. "Por eso cuando llegué a Oviedo, para trabajar de administrativo en una de las empresas del Grupo Fierro, no dudé en hacerme socio del Centro Asturiano, aunque no había nada de nada, sólo un par de edificios derruidos en el Naranco".

Dice que al Centro Asturiano le tiene mucho cariño porque lo vio nacer y crecer. "Estoy hablando nada menos que del año 1952. Entonces los jóvenes subíamos con nuestras pandillas al Naranco de merienda, y recuerdo que pasamos muy buenos momentos aunque no había nada de nada. Tampoco nos hacía falta mucho más para ser felices".

Cuando el Centro Asturiano era sólo una idea, porque lo que se dice proyectos concretos ni había, Ramiro José Taboada decidió hacerse socio de un club de futuro incierto. "En aquellos años ni en Asturias ni en España había dinero para nada, todo lo contrario. Pero como tenía recuerdos muy bonitos de mi niñez en el Centro Asturiano de La Habana, no lo pensé dos veces para hacerme socio y el paso del tiempo me confirmó que acerté".

"Entonces, claro, pensar en todo esto, en lo mucho que tenemos, era algo imposible; ahora parecemos un club de ésos que tienen los americanos ricos en Estados Unidos", bromeó el "Abuelo del año", que goza de un envidiable sentido del humor y de muchas ganas de hablar.

El 2 de mayo de 1949 se bajó del tren en la estación del Norte. Se encontró con una ciudad destruida por la Guerra Civil. Fue un largo viaje desde Lugo, donde trabajaba en las oficinas de las minas de wolframio que tenía la familia Fierro, que surtieron de este mineral a la industria armamentística alemana durante la Segunda Guerra Mundial. "Pon, por favor, que soy muy feliz con mi mujer". Dicho y hecho.