Javier González Vega, catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Oviedo, ingresó ayer en la Academia Asturiana de Jurisprudencia con un discurso sobre la inmunidad de los Estados y el respeto a los derechos humanos. En su disertación, repleta de citas a sus maestros y colegas de profesión, González Vega expuso que, en el caso de los Estados y el poder, "la inmunidad se troca en impunidad" a falta de una legislación internacional que lo evite. En varias ocasiones durante su intervención, mencionó, al profesor Eduardo García Enterría, de cuyo fallecimiento se cumplió el cuarto aniversario el pasado mes de septiembre. El presidente de la Academia Asturiana de Jurisprudencia, Leopoldo Tolivar, llamó la atención sobre esa circunstancia y se comprometió a trasladar a la viuda ese homenaje.

El nuevo académico, que ha sido consejero de Educación en la Representación Permanente de España en la Unión Europea y que preside el Observatorio asturiano de Derechos Humanos para el Sáhara Occidental, explicó ayer cómo la convención de las Naciones Unidas y la legislación internacional sobre la inmunidad de los Estados elude la cuestión de las acciones y crímenes que atentan contra los derechos humanos, como la tortura.

González Vega presentó la cuestión como "un nuevo dilema de los derechos humanos" y habló de "la petrificación de la institución", refiriéndose a la inmunidad de los poderes estatales. Dejó en el aire la solución que él propone para España y apuntó tres posibilidades: avanzar por la línea de países como Italia, que está desarrollando una legislación más avanzada y llevando a cabo un "proceso de humanización del derecho internacional"; confiar en la creación de un órgano internacional de justicia que preserve los derechos humanos o bien "quedarse esperando a Godot".

Paz Andrés hizo la glosa del nuevo académico. Ella dirigió su tesis doctoral, él se refiere a ella como su maestra y ambos se conocen desde hace 31 años. Eso permitió a la catedrática de Internacional hablar tanto de su valía profesional como de sus cualidades humanas. Andrés dejó constancia del "rigor y exhaustividad" de quien fue su alumno y ahora es su compañero, y de su "estilo literario expresivo"; de su interés por el derecho aplicado a cuestiones humanitarias, como las que afectan a los refugiados.

A la mesa presidencial se sentaron también durante el acto de ayer el catedrático Ramón Punset, el magistrado Rafael Fonseca y la bibliotecaria de la Academia, Pilar Rodríguez Mateo.