El empresario Pachi Barceló, propietario de la sala de conciertos Franel Rock, no piensa moverse de la puerta del servicio de licencias del Ayuntamiento de Oviedo hasta que los técnicos municipales no le entreguen los resultados de unas mediciones acústicas que se llevaron a cabo en su negocio el pasado día 19 de septiembre y que podrían servir para reabrir una sala que lleva precintada desde marzo por supuestos incumplimientos en cuanto a insonorización. "Vendré todos los días hasta que esto se arregle", sostiene Barceló.

El dueño de Franel Rock está convencido de que las mediciones van a demostrar que su negocio cumple con la normativa y que el Ayuntamiento se equivocó al cerrar la sala de conciertos. "Abrimos el 6 de marzo y nos precintaron el día 24 porque hicieron una medición y supuestamente superamos el nivel, pero estaba mal hecha porque hay que aplicar unos márgenes de error, entre otras cosas. Incluso lo reconocieron después y accedieron a repetirla, pero seguimos cerrados y sin los resultados", dice.

Barceló asegura que hasta el momento habrá perdido "unos 80.000 euros" y adelanta que si las mediciones le dan la razón le pedirá cuentas al Ayuntamiento vía judicial.