"Juramos defender la unidad de España ante la Virgen del Pilar con 19 años y eso muere con nosotros. Todos los que estamos aquí nos montaríamos ahora mismo en un autobús y nos iríamos voluntarios a Cataluña para ayudar a mantener el orden". El salmantino Agustín Pascual lo tiene tan claro que habla en nombre de los más de cincuenta guardias civiles que ayer se juntaron en Oviedo con motivo del encuentro anual organizado por la promoción que salió de la academia de formación de Sabadell en 1975, la última hornada de guardias civiles que se graduó con Franco aún en vida. "Yo iría sin cobrar dietas, pero no con mala hostia y con violencia, manteniendo la templanza y trabajando para ayudar a los compañeros y a los ciudadanos, algo que siempre hemos hecho", asegura Celso Peláez un asturiano de Cangas del Narcea.

La mayoría de los guardias que están en Oviedo están retirados, aunque ellos prefieren decir que son reservistas. Durante la comida de hermandad que celebraron ayer en el Centro Asturiano se pusieron sobre la mesa cientos de anécdotas y recuerdos del paso por la academia de Sabadell. "Te arrestaban hasta por reírte. Los superiores eran muy rectos y hubo gente que no pudo con ello. Eso sí, allí nos formaron como personas y en todos los sentidos y allí forjamos una amistad que nunca va a desaparecer. Mantenemos el espíritu de cuerpo", señala Juan Carreño, natural de Vegadeo. Aunque también había tiempo para el disfrute. "Nosotros salíamos por Sabadell con el uniforme y la verdad es que se ligaba mucho", bromea el valenciano Manuel Molés.

Pero en la víspera de un día como el de hoy era prácticamente imposible que la conversación no derivase hacia Cataluña. "Nos da mucha lástima lo que está ocurriendo. Sobre todo ver cómo se les está inculcando a los niños el odio por España encerrándolos en colegios", explica el burgalés José Antonio Pavón, que sufrió en sus carnes un ataque del grupo terrorista de ideología independentista Terra Lliure cuando estaba destinado en Cataluña. "Pusieron una bomba en el cuartel y no hubo daños personales, pero a mí me destrozaron el coche", apunta. Además, también se las tuvo que ver con la banda terrorista ETA, ya que la mayoría de su carrera la hizo en Bilbao. "Me libré de dos atentados en los que murieron compañeros", afirma.

Celso Peláez también estuvo en Cataluña en sus inicios y recuerda que el trato de la gente era "casi siempre normal". Ahora ve "con rabia e impotencia el maltrato" que están recibiendo sus compañeros en activo. "Es normal que en el resto de España se esté saliendo con banderas a la calle. Yo voy a comprar una de dos metros", dice el asturiano.