"Verdi es antecesor de Freud gracias a su interés por el subconsciente, tal como se refleja en muchas de sus obras". Lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA la psicoanalista y soprano Aurora Fernández Zapico, quien destacó que el célebre compositor italiano también comparte con el padre del psicoanálisis el empeño en dejar hablar a la mujer y reconocer que un episodio de crisis o "histeria" no tiene por qué implicar locura.

Fernández Zapico, que considera la ópera un valioso recurso didáctico, analizó el concepto de maldición en "Il Trovatore" ("El Trovador"), que se representa estos días en el teatro Campoamor, dando continuidad a las reflexiones que realizó con motivo del estreno de "Rigoletto" en la pasada temporada ovetense. Ambas obras junto a "La Traviata" forman la trilogía que Verdi estrenó al cumplir 40 años y que se caracteriza por una nueva dimensión teatral y melódica.

El compositor fue capaz de estrenar tres grandes óperas en un mismo año. "El Trovador" fue la segunda de ellas, con un argumento basado en la batalla para tomar la corona de Aragón.

Para Fernández Zapico los sujetos que presenta Verdi, junto a sus sentimientos, son atemporales. "'El Trovador' nos enfrenta a Azucena, una madre que por error mata a su hijo para vengar la muerte de su propia madre en la hoguera; 'Rigoletto' acababa con la muerte de Gilda; el nexo es innegable". La especialista estableció un paralelismo entre los personajes de Azucena y Rigoletto desde el punto de vista psicoanalítico. A partir de "Rigoletto", Verdi comienza a usar más la declamación como elemento teatral y a cuidar más las orquestaciones. "La muerte aparece como producto de la incomunicación y los conflictos que se desprenden de las relaciones de poder. Los personajes tienen una potencia increíble", aseguró. La psicoanalista recaló que el compositor llega al mundo de la maldición y la venganza, arañando la cultura popular, sin ser plenamente consciente de ello. "Por eso hablo del saber subconsciente de Verdi", finalizó.