Pocos ovetenses saben que en la aldea de Caravia, en Limanes, se alza una escultura en honor a Fleming. El pueblo la inauguró en 1972 y fue su forma de dar las gracias al descubridor de la penicilina. El antibiótico salvó a cientos de personas en Asturias aquejadas de tuberculosis en la primera mitad del siglo XX. Pero la enfermedad fue especialmente virulenta en la parroquia de Limanes y los pueblos de Villamiana y Faro, donde un brote se llevó por delante a familias enteras.

Ahora, los vecinos piden al Ayuntamiento divulgar esta historia como parte del patrimonio inmaterial de Oviedo. La vicealcaldesa Ana Taboada y el concejal Fernando Villacampa visitaron el martes la zona y se comprometieron a buscar encaje a la propuesta vecinal. Rutas guiadas y visitas escolares son algunas de las ideas que se barajan.

Los vecinos también demandaron el asfaltado de un camino en El Llano o la renovación de canales de evacuación de agua en Villamiana.